Hemos dedicado muchas líneas a hablar de como la industria televisiva se enfrenta a una parrilla cada vez más desestructurada en la que el espectador tiende a buscar lo que quiere ver, en lugar de sentarse a esperar que le pongan algo y cómo esto afectará a los programas de ficción, básicamente a las series, que son las que históricamente han sustentado el prime time como eje central de la oferta de las cadenas.
Somos muchos los que pensamos que la evolución televisiva del consumo más tradicional será hacia la programación en directo, no solo con eventos deportivos que solo tienen sentido consumidos en el instante en que tienen lugar, sino también con magazines y otro tipo de formatos en los que puede pasar cualquier cosa y el directo es casi su único valor diferencial.
Sin embargo, las mismas tecnologías que están provocando este cambio drástico en la forma de emitir y consumir televisión, ofrecen también nuevas maneras de atrapar al espectador en el primer momento de estreno de un programa, haciendo que ese sea el más rico en experiencia de entretenimiento, frente a consumirlo en otro momento cualquiera.
El ejemplo más claro lo podemos vivir estos días con la repetición de La pecera de Eva en Telecinco. Independientemente del constante movimiento de la serie de una cadena a otra y vuelta a empezar, una de sus virtudes, una de las cosas que la han hecho especial para una juventud con la que es difícil contactar, es el uso de la cuenta personal de Eva en Twitter, una experiencia novedosa que hacía del cada vez más habitual consumo de televisión unido a una conexión a internet, enriqueciera sobremanera la experiencia de ver la serie, pudiendo seguir los pensamientos de la protagonista más allá de lo que el vídeo nos ofrecía, casi como si estuvieramos en la mente de Eva, pero sin la ya anticuada voz en off.
Ver La pecera de Eva en su primer pase televisivo al tiempo que se lee el stream de twitter, es una experiencia completamente diferente a ver la serie por sí sola. Ejemplos como este demuestran que aún hay formas de conseguir que la gente se anime a ver la televisión cuando la televisión quiere ser vista. Y no será la única.
Estimo que una cuenta de Twitter con 3.200 seguidores, aún siendo una buena iniciativa e inevitable en los tiempos que corren, no determina el exito de un serie de perfil juvenil. Y menos si pensamos que twitter no tiene gran penetracion entre su público objetivo. En lo demas de acuerdo.