Eso es lo que ha pasado en nuestras pantallas de madrugada desde hace unas semanas: en ese ejercicio terrible de zapping que hacemos ocasionalmente a altas horas de la noche, en el que no solo no hay nada que ver, sino que todas las cadenas repiten los mismos patrones, los habituales concursos de respuesta aparentemente fácil pero nunca resuelta se han visto sustituidos ahora por otro tipo de sacacuartos: las brujas.
Quedarse un rato mirando uno de aquellos concursos hacía perder la fe en la raza humana, por lo absurdo de sus planteamientos y la incapacidad para entender que haya tanta gente capaz de seguir un concurso así y mucho menos de llamar y esperar horas y horas al teléfono para dar una respuesta que siempre resulta ser errónea.
Pero el cambio que he observado en los últimos días me desmoraliza todavía más, pues no puedo comprender que haya gente que realmente crea que esos personajes que se asoman a nuestra pantalla tienen la más mínima idea de lo que están hablando. El ejemplo más reciente: una mujer pregunta por su referente en la vida (o algo así, no domino la terminilogía de pitonisa) y le dicen que es una mujer que murió muy joven y que seguro que es su madre. La chica que llama dice que no, que su madre no ha muerto. Ah, entonces es tu abuela, a lo que la chica responde que tampoco, que su abuela se murió con más de ochenta años. Solución de la bruja: eso es que tu abuela murió mayor pero tenía un espíritu muy joven.
¿Hace falta añadir algo más?
Que buen artículo! Lo peor de todo es que es rentable (y lo peor-peor es q haya gente que aun caiga en estas trampas)