Cuando aún no ha hecho más que estrenarse la tercera temporada de True Blood, la cadena HBO ya ha anunciado su renovación para una cuarta temporada. Un poco más exagerada ha sido la Fox, con el anuncio de la renovación de Glee, no para una segunda temporada, sino para una tercera directamente.
Estos anuncios pueden parecer precipitados, pues la audiencia es muy caprichosa y tan pronto sigue mayoritariamente los dos primeros episodios de una serie o una temporada completa, como se da media vuelta y encuentra otra cosa más interesante, abandonando a los protagonistas presos en la parrilla o, directamente, en un cajón. En muchos casos no se trata tanto de una audiencia infiel, como de la calidad del propio producto, que puede ser brillante y original en sus primeras entregas, pero no lograr despegar con una historia convincente, como ocurría con Flashforward o en el resucitado Guante Blanco.
El trabajo de guionista televisivo es sin duda complicado, la necesidad de contar historias convincentes sin saber cuanto tiempo se tiene para desarrollarlas, sin querer avanzar demasiado en las tramas por si el pedido inicial de episodios se amplía y arco argumental se queda corto o el miedo a no contar suficiente y que el espectador se aburra y finalmente la historia no se pueda rematar, es solo uno de los problemas a los que se enfrentan los creadores cada día cuando atacan el temido folio en blanco.
Estos anuncios tempranos de renovación no son solo un espaldarazo de la cadena a un producto que funciona bien, son también, y principalmente, un mensaje de tranquilidad a los guionistas, una manera de decirles que pueden contar la historia con el ritmo que realmente necesita, con la certeza de que habrá recorrido suficiente y que, en cierto modo, está garantizada su creatividad. Lejos de dormirse en los laureles sabiendo que tienen el siguiente año asegurado, estos compromisos no hacen sino potenciar el trabajo de unos profesionales que afrontan la bien llamada tiranía de las audiencias desde una de las posiciones más complicadas del mercado.
Es una verdadera lastima lo de FlashForward, porque despues del paron volvio con mucha fuerza y creando una situacion realmente interesante.
El problema sin duda fue la crueldad de esa audiencia caprichosa que no sabe perdonar un ligero traspies y se pierde una recuperacion digna de las mejores series. Me da particular rabia que FFWD se quede en la cuneta mientras que V siga coleando (pun intended).