Dos polémicas tontorronas hoy a propósito del estreno del nuevo programa de Flo, Tonterías las justas:
Por una parte, una extraña obsesión en muchos medios por comparar su audiencia con la de SLQH, que si bien es el rival a batir, la lucha no es algo que se vaya a resolver en una sola jornada y mucho menos si es la del estreno. Es más, SLQH puede ser un rival duro para Cuatro en este horario y con este formato, puesto que el target es el mismo, o muy similar, pero en estos momentos Cuatro está luchando más contra sí mismo que contra los demás, incapaz desde hace tiempo de sacar adelante un programa en la sobremesa con unos datos mínimamente solventes. Curiosamente, si Tonterías las justas funciona bien y permanece en la parrilla, el problema será cómo y dónde volver a emitir Fama, si es que merece la pena recuperarlo.
La audiencia del programa de ayer fue de un 6,9% de share (941,000 espectadores), frente a un 7,3% (922,000 espectadores) de SLQH, apenas cuatro décimas de diferencia y apenas 20,000 espectadores, que no explican los titulares reiterados al estilo «Florentino no puede con SLQH» ¿Realmente había tanta gente que pensaba que de la noche a la mañana un nuevo programa iba a poder con otro tan asentado como SLQH? Hubiera sido una sorpresa.
Este tipo de batallas se ganan día a día, cuando la mayoría de la gente se entera de que existe un nuevo programa, cuando se escuchan buenas críticas-o incluso malas- y se despierta la curiosidad, cuando el propio cansancio de ver siempre lo mismo nos anima a cambiar de opción. A veces todas estas cosas solo sirven para probar el nuevo programa y confirmar que nos gusta más el de siempre, y entonces es cuando la audiencia baja, baja, y baja y el programa acaba por desaparecer. Habrá que estar atentos a la evolución de las audiencias y pensar que es posible incluso que ambos programas convivan sanamente en la parrilla.
La otra polémica ha sugido en la entrada de este blog referida precisamente al estreno del programa y, en concreto, a la forma de vestir de las colaboradoras que, como viene siendo habitual, era ajustada, corta y escotada. Muchos se preguntarán qué problema hay en ello y yo misma tampoco lo entiendo, especialmente en un caso como el de ayer, en que las reporteras probaron estar realmente sueltas ante las cámaras y tener el necesario desparpajo para abordar a la gente en la calle.
Pero, según parece, algunas personas no entienden por qué las mujeres tienen que vestir así cuando los hombres tienden a vestir de modo más informal, con camisetas o vaqueros. ¿Tiene esto sentido? ¿Es la forma de vestir de un presentador de televisión algo sexista? Personalmente creo que no, que esta es una polémica que no tiene sentido y que no son pocos los presentadores que marcan musculitos o se visten de punta en blanco para conducir un programa sin que nadie les acuse de ocultar sus cualidades profesionales tras un bonito aspecto, incluso mujeres maduras como Mariló Montero, nos sorprenden cada mañana con su excelente figura sin que nadie la acuse de ser mujer florero. Pedirle a las chicas jóvenes, que seguramente salen a la calle con modelos parecidos, que se vistan de otro modo menos sexy para salir en televisión es, para mí, más machista que esta presunta utilización de su aspecto físico para atraer a la audiencia.
Totalmente de acuerdo. No es sexista el que se viste de una determinada forma, sino el que se fija en la forma de vestir de otro buscando segundas intenciones.