Nos quejamos mucho de lo mal que funciona Sofres para medir audiencias, entendiendo por mal funcionamiento el hecho de que su muestra no sea suficientemente grande para medir algunos consumos o que su funcionamiento dependa demasiado de la buena voluntad de los sujetos de la muestra. Pese a todo, la cosa podría ser peor, como demuestran los datos de la última oleada del EGM, que reducen a la mitad la audiencia de los canales temáticos.
El método de las encuestas funciona muy bien para algunas cuestiones, no tengo ninguna duda, pero en el caso de la televisión o la radio, tengo mis serias reservas al respecto, aunque solo sea por la dificultad de un espectador medio de seguir todos los cambios que día a día se producen en las cadenas de televisión o radio. Recordemos que el EGM es un estudio que se realiza a modo de entrevista cara a cara con los ciudadanos, tranquilos en su casa, pero apelando únicamente a su memoria. Así, un espectador consultado sobre los canales que ve habitualmente podría hablar de que ve La Sexta porque sigue a Pilar Rubio o Cuatro porque cada noche Gabilondo se asoma a darle las noticias y, en ambos casos, estaría equivocado. Eso, por no hablar de cuanta gente habrá viendo las temáticas sin realmente saber qué canal está viendo, sino simplemente qué serie es la que le gusta, muchas de las cuales pueden verse en abierto también.
No pretendo echar por tierra todo el mecanismo de investigación sobre el que se sustenta algo tan importante como el EGM, pero creo que es muy difícil sacar conclusiones reales del consumo de televisión apelando al recuerdo de los espectadores, cuando los profesionales y estudiosos del tema somos a veces los primeros en no tener claro donde se ve un determinado programa.
Porque de verlos en internet ya ni hablamos ¿no?
No me fío nada de estos estudios, dicen que la gente además siempre ha mentido diciendo que ve La 2 por los documentales. Me gustaría saber cuál es el número exacto de personas que vemos la Fox, por ejemplo, cada día.