Vaya por delante que yo no soy seguidora de Battlestar Galactica por lo que, si tú eres de esos superfans que no entienden que hay teléfilos que no la hayamos visto, puedes empezar a insultarme ya mismo. Las series de ciencia ficción no son mis favoritas y, pese a que Miss MacGuffin ya me avisó de que esto era algo más que una serie de naves espaciales, nunca he conseguido ponerla en mi lista de prioridades. No siendo fan de Galactica, parece lógico pensar que Cáprica tampoco estaría en mi lista de series a seguir, aunque creo que puedo empezar a planteármelo. Pero vayamos por partes.
Como los lectores habituales ya sabréis, ayer en Madrid tenía lugar un evento con motivo del cambio de nombre de Sci-Fi, que ahora se llamará igual, pero escrito diferente, SyFy. El evento tenía lugar en el teatro Lara, un pequeño local de 1880 que no debe haber renovado las butacas desde entonces, pero con un aire retro (vintage lo llaman ahora) que parece encajar a la perfección con un evento de estas características, rematado con la presencia de un pianista y su piano de cola, creando una atmósfera muy agradable.
Pasadas las ocho de la tarde, daba comienzo el episodio y he de reconocer que ha despertado mi interés. De una parte, agradezco que no nos encontremos ante una ambientación de naves espaciales, protagonistas uniformados con monos ajustados y espacios oscuros cortados por el mismo patrón. Evidentemente hay mucha tecnología en todo lo que ocurre, con robots de diferentes tipos en empresas y de uso doméstico, sistemas informáticos en cualquier lugar, juegos de realidad virtual brutales y transportes galácticos, pero somos capaces de identificarnos con ello y de creer que nos encontramos ante un futuro no tan lejano y eso para mí es fundamental para sentirme a gusto con una serie (si, soy un poco rarita).
La puesta en escena y los decorados son fabulosos, creando composiciones que podrían formar parte de un espacio artístico por si mismas y que, independientemente de la historia, hacen muy agradable el visionado de Cáprica. No son pocas las veces que podría pausarse el vídeos y estudiarse en cursos de fotografía o puesta en escena.
Por lo que se refiere a la historia, creo que me perdí parte importante del trasfondo de la misma, bastaba con fijars en como los seguidores de Galáctica cuchicheaban entre ellos en algunos pasaje de la historia o sentir su emoción rota en aplausos cuando se menciona el apellido Adama, para entender que hay mucho que ver antes de disfrutar al completo de esta historia. Crítica social, política y sobre todo religiosa, los hombres como creadores de vida artificial y las consecuencias que esto tiene y la lucha entre pueblos parecen buenos pilares para cualquier historia y eso es lo que Cáprica nos ofrece. No voy a ponerme ahora a ver Battlestar Galactica, pero sí voy a darle una oportunidad a su sucesora, si me engancho mucho, siempre puedo ver BG después.
Tras la proyección del piloto de la serie, tuvimos ocasión de charlar con Ron Moore y Alessandra Torresani, creador y protagonista de la serie, muy simpáticos y dispuestos a responder cualquier cosa, aunque las preguntas de los fans fueran más un ejercicio de admiración que periodístico.
yo también estuve! a ver si hago esta tarde un post!