Me gusta Reforma Sorpresa, mejor dicho, me entretiene. Es el típico programa para tener puesto de fondo por la tarde mientras lees feeds, o posteas o mientras ayudas a hacer los deberes a los niños. Ver como cambian una casa con muebles antiguos, la mayoría de ellos cutrecillos y apelotonados, por modelos de casa de revista, muchos de ellos imposibles de mantener, es muy entretenido. Pese a que estoy un poco harta de que cada entrega nos venda conflictos de mentira y nervios porque no llegan a tiempo a la reforma completa, creo que es un programa digno para entretener la tarde.
En este caso, como en otros formatos de estas características, el antes y el después son siempre espectaculares, aunque el diseño final no sea del estilo de quién está viendo la tele. Para que este resultado sea lo más llamativo posible, las cámaras deben hacer hincapié en todo lo malo que ofrecen las casas en origen, desde grietas a colecciones de figuritas inverosímiles, pasando por muebles que no caben en sus espacios y se apelotonan año tras año, enchufes al aire o zócalos inexistentes. Hay quién incluso cree que la propia producción del programa se dedica a guarrear y romper las cosas para que el resultado final sea aún más espectacular, podría ser.
Sin embargo, hay cosas que yo no entiendo, como el ejemplo de la casa reformada ayer, una cochinada de casa que no debería haber pasado nunca el proceso de «casting de casas», aunque solo sea por la falta de higiene que mostraba. ¿Cómo se puede tener la casa taaaaaan sucia? Pase que el programa sea una sorpresa y no puedas pedir al dueño de la casa que la ponga como un pincel porque vienen los de la tele pero ¿no les dará vergüenza a los que encargan la sorpresa que se vea en televisión nacional lo guarra que es su familia? ¿es que no pueden, incluso si entran con los de la tele, tirar o esconder debajo de la cama los preservativos y los ceniceros llenos de colillas? ¿o meter todos los juguetes en el armario aunque luego no se pueda abrir la puerta? Se puede ser humilde y no tener dinero para reparar algunas cosas de la casa o tener muebles modernos y bien puestos, pero la higiene y el órden no dependen del dinero. No es de extrañar que en esta entrega al decorador le hayan dado nauseas, mareos y sudores frios.
Luego esta la responsabilidad de la realización, que bien podría mirar para otro lado y esconder algunas de estas guarrerías que no aportan nada al programa y pueden acabar con la imagen de alguna que otra famiia corriente que de pronto ve todas sus miserias en televisión nacional.
Hola,
A mi me parece un programa super cutre, malísimo. (Lo que escribo aquí se puede aplicar también a la versión española de «Extreme makeover» home edition. En España el programa comienza faltando hasta en el nombre «Esta casa era una ruina») Para empezar Reforma Sorpresa es copia de otro formato extranjero (mucho mejor en todos los sentidos). Generalmente cuando uno copia debería mejorar y en este caso no es así:
– Los trabajadores discuten sobre quién manda aquí y el modo de hacer las cosas. Es habitual ver a gente que no hace ni el huevo y encima retrasa a los demás. Joooo es que fulanito me mira mal…y me enfado!
– El decorador jefe, es todo menos eso. No es decorador porque es super cutre y no es jefe porque todos le toman por el pito del sereno ante su desesperación.
– Suelen cebarse en el estado de la vivienda y en el estado emocional de las personas que viven en ella en plan Nieves Herrero. Cuando lo que importa es el resultado del cambio, la decoración.
– La habitación que decoran no queda para nada en consonancia con el resto de la casa. Es más generalmente queda reñida para siempre con la vivienda.
– Por último, suelen deshacerse de muebles que quizá no sea bonitos, pero seguro que costaron más dinero que los estandar de ikea que ponen ellos. Porque desde luego no se las gastan en muebles. Cuatro módulos, dos pegatinas y tienes un armario.