Lunes de estrenos en las cadenas generalistas y la cosa no pinta muy bien: primero, el nada sorprendente Valientes, que se ajusta a la definición maravillosa de Marina que dice de ella «Pasión de Gavilanes fuera del rancho». Efectivamente, mucho tio buenorrillo (se agradece que por una vez sean ellos los que parecen estar puestos ahí por sus cuerpos serranos), que no tardarán en aparecer con poca ropa y el cuerpo lleno de grasa con la excusa de trabajar en un taller.
Quitando este punto novedoso en la ficción española, el resto no es más que otra serie de bajo presupuesto con alguna cara conocida, entre ellas una casi irreconocible Thais Blume de morena, o Belinda Washinton y sus morritos falsos. Tiene los elementos habituales de estas producciones que para mí son un misterio, pues no entiendo por qué unas funcionan y otras no, así que no me atrevo a aventurarle futuro en uno u otro sentido.
Al mismo tiempo que en Cuatro dejaban su proverbial elitismo para sucumbir a las pasiones mundanas, en Antena 3 emitían un programa que no entiendo como ha pasado los mínimos filtros del sentido común: Objetivo Mediación.
Las bases de la producción: un conflicto entre un profesor que supuestamente acosa a una alumna, el novio que lo graba todo y el padre de la chica que quiere matarlo. En medio de todo este follón, mediadores que intentarán llevar a todas las partes enfrentadas a una solución pacífica y razonable. El formato elegido: el docu-show, con unos actores terribles y unos planteamientos inverosímiles, como que una experta en lectura de labios vea unas escenas grabadas y lea los labios como si fueran un teleprompter, en la escena más cómica de la televisión de los últimos años.
Hay programas que pueden no ser muy buenos, algunos que se dan un batacazo en audiencias, pero cualquiera de ellos no deja de ser una apuesta para intentar captar una audiencia difícil de encandilar y que a veces no hay modo de entender. En este caso, sin embargo, es todo tan lamentable que creo que alguien tendrá que pedir responsabilidades en la cadena, pues técnicamente es indigno de un canal de televisión con 20 años a sus espaldas.
Y aún queda por ver el nuevo Password con Ana Milán y el muy esperado 21 días haciendo porno. Hoy también habrá que ver el reportaje sobre la SGAE que emitirá el programa Repor en TVE y echarle un ojo a la segunda entrega de Generación Ni-Ni, por no hablar de mi habitual de los lunes: CSI. Cuadrado se me va a quedar el culo.
Nada prometedores. Los culebrones nunca han funcionado en Cuatro que, supuestamente, tiene una audiencia distinta pese a que los que hemos visto Fama nos hemos tenido que comer con patatas las recomendaciones de esta serie. Me temo que no somos su público.
Lo de los mediadores? Infumable.
Un par de semanas de vida para cada programa.