ATENCION: Spoilers del episodio final de la tercera temporada de La Señora
El pasado lunes terminaba la tercera temporada de La Señora en TVE. Pese a ser una excelente producción, no he podido seguirla más que intermitentemente y por eso esta temporada la abandoné por completo. Es por ello que no me enteré de su desgraciado final hasta hace un rato, leyendo la noticia de los indignados seguidores y sus comentarios en la web de TVE.
Hace unos meses, la actriz Adriana Ugarte, que da vida a la protagonista de La Señora, anunciaba que había terminado de grabar todos sus episodios. La forma que tuvo de expresarlo motivó el desasosiego de muchos de sus seguidores, algunos porque sospechaban que podría morir y otros porque creyeron que la nueva financiación de TVE podría provocar la cancelación de la serie por no poder asumir el gasto de la producción. Al cabo de un par de días, se explicó que lo que quería decir la actriz era que ya habían terminado de grabar todos los episodios de esta temporada y todo el mundo se calmó.
Hasta el lunes, cuando TVE emitía el desenlace de la temporada y La Señora moría en la explosión de una mina, con el consiguiente drama que esto supone y provocando la ira de los seguidores de la serie.
Y yo me pregunto lo mismo que en otras ocasiones ¿pero es que la gente no se da cuenta de que esto es una creación de unos señores que pueden hacer de la historia lo que les de la gana? Luego está su voluntad como espectadores para ver la serie o bajarse, pero no pueden exigir un determinado final ni que las tramas transcurran de una determinada manera. Podrán sugerir pero nunca exigir, porque las obras audiovisuales no son una referendum.
¿Imaginamos a la gente protestando en masa porque Robert Redford muere en Memorias de Africa o porque Humphrey Bogart no se escapa con Ingrid Bergman en Casablanca? Precisamente no darle un final feliz a algunas de estas historias de amor es la clave para convertirlas en mejores productos que otorgarles un final feliz facilón y condescendiente.
Es posible que el fallo en esta ocasión haya sido preguntarle a la audiencia previamente qué es lo que esperaban que ocurriera en la serie, pero incluso así, salvo que especificaran que se tomaría por buena la respuesta mayoritaria, y no parece que así haya sido, no creo que TVE haya traicionado a nadie.
Sigo la serie más o menos desde la segunda temporada, y la verdad es que me lo veía venir, de largo. Yo de pequeño tuve un gran disgusto con David el Gnomo, pero luego crecí, y entendí que la ficción es… bueno, ficción. Comprendo que pueda molestar cuando se cargan a los personajes que te hacen seguir una serie, pero más allá de esa decepción, no puedo entender estos arrebatos de ira, mezcla de esa inocencia infantil y ese no querer aceptar la realidad-ficción.
Normal que dé pena, porque se supone que si sigues una serie, algo de empatía tienes que sentir por los personajes, pero a mí aunque se me salten las lágrimas, no lloro por un final dramático de la misma manera que lo hago por la persona con la que quiero, y no puedo estar.