A partir del año que viene TVE ya no competirá con el resto de cadenas de televisión por la publicidad que da de comer a las privadas, pero seguirá compitiendo con ellas por la atención de los espectadores y esto puede ser también un problema, pues deduce del total de espectadores del resto de cadenas y puede llegar a liderar una determinada franja de programación, dañando las posibilidades del resto de cadenas de hacerse con la inversión publicitaria.
Desde un principio, las privadas han pensado que la eliminación de la publicidad en la cadena pública supondría que toda la inversión publicitaria que antes se llevaba TVE pasaría a repartirse de forma automática entre el resto de cadenas pero ¿qué ocurre si TVE sigue siendo competitiva y no se incrementa la audiencia del resto de cadenas? ¿para que van a invertir más las marcas en otros espacios televisivos si no se incrementa el retorno de la inversión? Lo lógico será que ese dinero se vaya a otros soportes que están creciendo en atención, como internet, o simplemente se inviertan en otras acciones de marketing ajenas al soporte televisivo.
Las privadas se las prometían muy felices con la eliminación de la publicidad en la pública, pero esto parece ser sólo un primer asalto de una guerra mucho más larga, la que sigue con la petición de eliminación de la publicidad en las cadenas autonómicas y que culminará con la petición de la retirada completa de toda forma de comunicación publica en televisión que sea competitiva, es decir, de todo lo que supere unos determinados puntos de share.
Todo ello por no hablar de la participación de la cadena pública en los mercados internacionales, compitiendo por comprar productos que las privadas también pueden querer, inflaccionando los precios e incluso consiguiendo comprar producciones de interés que nuevamente competirán por la audiencia, y todo ello con dinero público.
Lo cuenta Gonzalo en esta entrada sobre el conflicto del rol de las televisiones públicas, donde nos muestra algunos ejemplos de la BBC, obligada a reducir sus actividades online y muy criticada por sus actividades internacionales a través de BBC Worldwide.
Parece claro que el conflicto de la competencia desleal de las televisiones públicas está lejos de resolverse con algo tan simple como la eliminación de la publicidad en las cadenas.
Gracias por la mención. Haría algunos matices: yo creo que en ningún momento las privadas han creído que el cien por cien de la publicidad de TVE se iría a las privadas. Saben que no es así. Y saben que una televisión pública sin publicidad pero libre de programar y contratar contenidos es una fuerte amenaza comptitiva. Precisamente por eso se han introducido restricciones en la compra de derechos deportivos y de cine americano.
En los genes de los directivos de televisión se encuentra competir, por lo que todavía mentalmente no se han hecho a buscar las posibilidades creativas y de organizacion que la ventajas de no tener que competir por la audiencia produce. Habrá, como es lógico, quien no se adapte.
Para las privadas, la batalla no será ahora tanto la audiencia de RTVE como reducir la publicidad de las autonómicas o, tomen nota, la posibilidad de que puedan ser privatizadas. Con ello, y frente a las muchas críticas que se hacen (a mi juicio muy poco razonadas o por intereses contrapuestos a los ciudadanos) a la ausencia de publicidad en RTVE, seguro que llegamos a un panorame mucho más racional al disparate de cadenas, subvenciones y exceso público del que disfrutamos: tenemos un sector audiovisual que vive muy por encima de sus posibilidades por la entrada masiva de dinero público, algo que nadie ha puesto en comparación al seguro de paro: sospecho que la población no iba a temblar si tuvieran que elegir entre mira quien baila y la cobertura de desempleo para los autónomos, por ejemplo. O a las prestaciones sanitarias o al retraso de pagos de los ayuntamientos. Hay falsas iindustrias audiovisuales regionales viviendo de las pérdidas de las televisiones públicas autonómicas, una de esas reconversiones que algun día tendrán que ocurrir: 17 autonomías jugando a ser Hollywood, con clusters, estudios, encuentros de coproducción y todo tipo de barbaridades que pagamos todos. Eso se acaba poniendo orden en el gasto.
Lo que nunca hará la tv privada es cuestionar la existencia de una tele pública sin publicidad: menos competencia. Cuando lo que vemos es que su rol es cada día más incierto e indefendible.