Hay actores que se preparan muy bien su papel, tan bien que un gran éxito de audiencia de su serie puede conducirles a más o menos grandes crisis de personalidad, al no poder desprenderse de su personaje cuando llegan a casa.
Peor es la situación cuando este problema no es psicológico sino físico, y la insistencia en un determinado defecto conlleva un grave deterioro de determinada parte del cuerpo del actor. Es lo que parece estar pasando con Hugh Laurie, que advierte que no podrá continuar en la serie House por mucho más tiempo, al estar sufriendo en sus rodillas las consecuencias de la cojera de su personaje.
La cuestión debe ser seria cuando el actor advierte de este modo, ante lo cual surje una pregunta evidente: ¿es necesario que House siga cojo? Ya hemos visto como la serie funciona con un protagonista recuperado de su principal problema físico (que afecta a su personalidad) y precisamente esta nueva circunstancia en su vida podría ser la definitiva vuelta de tuerca al final de esta sexta temporada, una vuelta de tuerca que permanezca a lo largo de lo que quede de serie, no como la vez anterior, y que nos muestre cómo el personaje se enfrenta a una vida sin que los demás le compadezcan por su cojera, a una vida que seguramente mantenga serias secuelas psicológicas de tantos años sufriendo y enganchado a los analgésicos.
No parece realmente un gran problema, House puede seguir siendo un amargado o cambiar su forma de ser y de pronto plantearse la posibilidad de ser feliz. Cualquiera de las posibilidades será mejor que perder una serie de su éxito porque el actor no puede físicamente interpretar una cojera por más tiempo. Yo desde luego lo tendría claro ¿lo tendrá tan claro FOX?
ACTUALIZACION (2/10/2009): Entrevistado por Jay Leno un par de semanas después, Hugh Laurie ha confirmado que toda esta historia no ha sido más que un malentendido.
Uff, esto huele a camelo promocional, ¿no? ¡Ni que la profesión de actor televisivo fuera tan exigente!
No sé, el Método Stanilasvski ha hecho estragos, ¿pero tantos?