Hace años, para emitir un vídeo en televisión era imprescindible que este cumpliera una serie de requisitos mínimos de calidad (eso que se llama calidad broadcast). Cualquier imágen que apareciera en la pantalla de nuestros hogares había sido grabada con unas cámaras mínimamente profesionales y había pasado por unos procesos de edición de audio y vídeo que la hacían comparable a cualquiera de los programas de televisión, incluso si se trataba de un vídeo editado a toda prisa para cubrir un evento informativo.
Con la llegada de cámaras de vídeo a una importante parte de la población, se dio la circunstancia de que muchos hechos relevantes de la información diaria estaban disponibles mucho antes en grabaciones caseras de los presentes en el lugar de los hechos, que en las llevadas a cabo por los profesionales del medio. En algunas ocasiones, cuando estos reporteros llegaban a lugar de la noticia, las mejores imágenes ya habían tenido lugar y sólo estaban capturadas en videocámaras domésticas, que no reunían los mínimos requisitos para salir en televisión, pero que aportaban datos imprescindibles a la noticia y podían suponer una importante ventaja frente a las cadenas rivales que no disponían de imagen alguna. Así, los requisitos mínimos para salir en televisión se relajaron y, junto con el aumento de cámaras en los hogares, el periodismo ciudadano fue encontrando su lugar en las pantallas de las televisiones. A pesar de ello, para emitir un vídeo casero en televisión, aun era necesario contactar con el dueño de las imágenes (o más bien era a la inversa, el que tenía buenas imágenes de un suceso noticioso llamaba a las televisiones para ofrecerlo, bien por un módico precio o bien por el placer de verse en televisión nacional) y recibir una cinta con lo grabado.
Con el paso del tiempo, las videocámaras caseras fueron ganando en calidad y bajando en precio, y rara es la familia donde no hay al menos una cámara de fotos que grabe video en alta resolución, si no una cámara HD. Junto con estos avances tecnológicos, aparecen los portales de internet que permiten colgar vídeo a cualquier usuario y las televisiones dejan de necesitar esa cinta física para emitir unas imágenes impactantes de un particular, de hecho en ocasiones no necesitan siquiera el permiso de su autor para emitirlas, y los informativos y otros programas de actualidad comienzan a llenarse de imágenes grabadas con una excelente calidad, pero sometidas a la compresión necesaria para estar en portales com YouTube y ampliadas al tamaño necesario en televisión, convirtiéndose en vídeo que carecen de unos mínimos requisitos para su emisión. Lo que hace diez años era una excepción motivada por la necesidad de mostrar una imágenes inéditas y que iba acompañados por las palabras «imágenes grabadas por videocamara aficionado» para justificar su mala calidad, ahora se ha convertido en algo habitual que ni siquiera se acompaña de justificación, asumiendo que es natural que algunas imágenes ofrezcan apenas unos granos indescifrables, incluso si es para mostrar videoclips de un artista recientemente fallecido que seguro que existen en la videoteca de la cadena en excelente calidad de emisión.
¿Pereza? ¿Mala costumbre? ¿Descenso irrefrenable de la calidad sin motivo? ¿Sensación de que la cadena es más «enrollada» si pone vídeos de YouTube que de archivo? Sea cual sea el motivo, alguien debería replanterase los mínimos de calidad para emitir determinados vídeos, y sobre todo, los momentos en que es o no justificable hacer algo así. Con la llegada de la TDT y el aumento de televisores grandes en los hogares, hay imágenes que no son aceptables. Señores, queremos alta definición y, en lugar de eso, parece que cada vez nos encontremos con una mayor cantidad de imágenes recomprimidas en las que no diferenciamos a Michael Jackson del tendero de la esquina.
Una de las grandes preguntas de la humanidad. Que en estos tiempos de teles FullHD, la gente prefiera ver un «telescreener» a ir al cine, que se conforme con la calidad de video de Youtube (y similares como Dalealplay) existiendo una plataforma con más calidad como Vimeo…
Cosas así nunca las entenderé, parece que ahora que existen aparatos que permiten una calidad de imagen casi igual a la realidad, la gente prefiere menos calidad.