A veces ves una cosa en televisión que debería escandalizarte y, sin embargo, no te llama la atención lo más mínimo, quizá porque no esperas más de ese programa en el que lo has visto o puede que porque estemos anestesiados por el constante ir y venir de imágenes duras, crudas o simplemente irrespetuosas en televisión y ya hayamos dejado de darle valor a lo que aparece en pantalla.
Y así, varios días después, lees en un blog que alguien está indignado con lo que ha visto en un programa y, no sólo te sientes mal por lo que ha ocurrido en esa cadena, sino que además te avergüenzas por tener un espacio de denuncia o comunicación como este en el que publicas a diario y no haberle dedicado ni unas líneas.
Me ha abierto los ojos AgenTV con esta entrada, pero yo lo había visto ya, no el día que ocurrió sino un par de días despues, cuando Yola Berrocal acudía de nuevo al programa y no mostraba mayor problema en ver repetidas las imágenes de lo ocurrido. Os pongo en antecedentes: un día Yola Berrocal y su tremendo par de pechos hacían su aparición en el programa Sálvame. Hago hincapié en lo del tremendo par de pechos, no sólo porque sea una realidad patente, sino porque además ya se encarga ella de lucirlos convenientemente (hace bien, que su dinero le habrán costado) y la realización del programa de mostrarlos constantemente, incluso cuando ella está hablando, en primerísimos primeros planos donde no vemos otra cosa. El caso es que uno de esos días, mientras Yola conversaba con el presentador del programa vestida con un escote palabra de honor, a este no se le ocurrió otra cosa que agarrar el vestido y bajárselo con un rápido gesto que dejaba al aire el pecho de Yola entre las risas del resto de invitados al programa.
Ya había hablado aquí de cómo Belén Esteban evolucionaba de pobrecita desgraciada a bocazas sin sentido común y en este caso, su afirmación, ojo, no reprobada por ninguno de los asistentes, de que si Yola no quería que le pasara algo así que no se vistiera de esa manera, sólo es comparable con la sentencia de aquel juez que justificaba una violación porque la víctima llevaba una falda muy corta.
Cosas así son las que dan mala imagen a la televisión, cosas que no podemos escudar en que estamos viendo un programa de ficción, ni puro entretenimiento. Es una vergüenza, que debería ser reprobada y sancionada y que sin embargo se luce alegremente en la web de la cadena, orgullosa de las cosas que hacen.
El problema no viene porque no se denuncie como lamentable un suceso así, sino que no hay nada salvable en estos programas. Pongo un ejemplo para explicarme mejor:
Tenemos una casa con malos planos, mal hecha y con malos materiales. Se cae por su propio peso, ¿qué nos ponemos a criticar? ¿A los obreros? ¿Al arquitecto? ¿Al encargado de los materiales? ¿Al fabricante de los materiales? Todo en ella está mal, lo mejor que se puede hacer es correr un tupido velo y obviar que esa casa llegó a construirse. Es una casa que duró tan poco en pié que no merece la pena perder tiempo hablando de ella.
Ahora cambia malos planos por guión e intención del programa. Cambia mal hecha por los que intervienen en ese programa (incluyendo al presentador), y cambia malos materiales por la cadena que lo emite.
No merece la pena hablar sobre que Yola Berrocal haya enseñado una teta en la tele, más que nada porque ella vive de salir por la tele, y este suceso sólo consigue que se hable de ella, así que no veo dónde está la imagen irrespetuosa.
Este tipo de programas son tan lamentables como su audiencia, siento decirlo así, pero es lo que pienso.