Acaba de terminar El Secreto, el nuevo formato de Antena 3 para emisión no periódica que pretende hacer saltar las lágrimas del espectador al estilo Esta casa era una ruina, con gente haciendo el bien y premiando a aquellos que lo merecen, sólo que ahorrando gran cantidad de dinero en la producción, puesto que las donaciones salen del bolsillo de los propios protagonistas y no de los presupuestos de la cadena.
El secreto muestra a un empresario adinerado formando parte de las vidas de los más desfavorecidos, sea por azares de la vida, por un problema con las drogas o por cosas tan corrientes como ser personas mayores en silla de ruedas que sin ayuda no podrían salir a la calle. El empresario, que oculta su realidad y sus verdaderas intenciones, pasa a convivir con estas personas durante una semana, integrándose al máximo en las labores que sean necesarias, vistiendo ropa de segunda mano como ellos mismos hacen y con un ajustadísimo presupuesto para la semana.
La descripción podría ser la de una entrega más de 21 días, sin embargo, aquí no se nos vende rigor periodístico sino puro reality, en algunas ocasiones demasiado, pues se repiten sin cesar coletillas llamadas a atraer al público a lo más visceral del programa.
En general resulta bastante rollete, no tiene apenas ritmo y carece de interés periodístico, pues no profundiza en datos, posibles necesidades de estas organizaciones que aparecen u otras similares, ni siquiera hace función de servicio público dando información sobre cómo colaborar con este tipo de organizaciones, algo quizá adecuado para la página web, limitando la información televisiva a remitir a esta sección.
Sin embargo, al igual que Esta casa era una ruina, El Secreto apela a los sentimientos, al interés por ver las caras de los necesitados cuando se les comuniquen las verdaderas intenciones del programa y que esa persona, a la que consideran un voluntario más haciendo un reportaje, es en realidad un rico empresario que les va a donar un montón de dinero que les permitirá salir adelante sin preocupaciones durante una buena temporada.
Según parece la decisión sobre cuánto dinero o ayuda en general se dona es del propio empresario, aunque supongo que habrá un mínimo exigido. En este caso, ha sido tanto lo que ha dado Joaquín Torres que creo que ha abrumado al propio espectador. Algunos dirán que era todo interesado, que con ello conseguía una buena publicidad en prime time y que incluso hemos podido ver un par de marcas de su empresa y otra que donaba una casa prefabricada ¿y qué? Acaso vamos a negarle a este hombre la posibilidad de mostrar quién es y beneficiarse de una buena obra como la que ha llevado a cabo sólo por salir en televisión. Parecería muy injusto, sobre todo cuando parece ser que la productora está encontrando serias dificultades para encontrar voluntarios para grabar más de las tres entregas que ya tiene hechas.
Ahora tocar limar imperfecciones y trabajar en la próxima entrega, que seguramente se beneficie de una emisión con cortes publicitarios en su sitio y no una emisión de una hora de tirón, ignorando aquellos puntos de guión que claramente estaban preparados para cerrar y abrir segmentos y que de este modo se notaban pesados y repetitivos. Hay que aportar más información sobre los problemas de la gente, sobre la importancia de la existencia de este tipo de ONGs y personas entregadas y, sobre todo, intentar que esa fibra sensible que se despierta en el espectador pueda ser recogida en forma de ayuda o al menos inquietud por colaborar. Este formato puede que no sea adecuado para el prime time, pero su fondo es tan bueno que sería una pena desaprovecharlo para extender las buenas vibraciones conseguidas entre quienes lo protagonizaron.
Ah, que no se me olvide: creo que es un acierto que no tenga presentador, aunque haga necesaria la voz en off, creo que eliminar esta figura lo hace más auténtico.
Lo que no es un secreto es el nombre de la empresa de este señor. Los agraciados con las ayudas van a tener el logo de la empresa hasta en el papel de váter.
Ya podía haberle puesto el nombre de la pareja de ambulancias al local, si tanto los admira.
Nada, otra forma de hacer publicidad.
Habría que ver si las ayudas mensuales y los pagos de luz, agua y demás los siguen haciendo más allá del primer año.