Cuando me preguntan qué diferencia fundamental veo entre las series americanas y las españolas siempre digo que fundamentalmente la asunción de riesgos que tienen en EE.UU. y con los que en España no nos atrevemos, salvo por imperativos de algún tipo. Eso de terminar la cuarta temporada de una serie de éxito avanzando de golpe cinco años en el tiempo, con matrimonios rotos o bellezas estropeadas como en Mujeres Desesperadas, es un ejemplo que en España raramente se da, porque el miedo a meter la pata es superior a las posibilidades de seguir creciendo que ofrece (ojo que estoy casi segura de que esto son órdenes de las cadenas más que decisiones propias de los responsables del guión).
La cuestión es que, convencida de que esa era una de las grandes virtudes de la ficción norteamericana que deberíamos copiar aquí, me sorprendo cuando leo la información de que un grupo de seguidores de Los Hombres de Paco está haciendo un envío masivo de mails a Globomedia para pedir que las cosas vuelvan a ser como antes, que no les gusta como están evolucionando las tramas y que quieren que todo vuelva a ser como al principio, especialmente en el caso del protagonismo cobrado por Mario Casas, en sustitución de Hugo Silva.
Los hombres de Paco, esa serie que aparece y desaparece de nuestra pantallas sin previo aviso cada vez que hay fútbol y que hace extrañas interrupciones en su emisión sin motivo aparente para volver al cabo de unas semanas con un par de episodios sueltos, no consigue que sus espectadores se movilicen por una falta de respeto así, sino que lo hace por un imponderable como es la ausencia del personaje de Lucas, por expreso deseo del actor que lo interpreta y la necesidad de sustituirlo por otro galán que mantenga viva esa historia de amor destinada al público adolescente que ve la serie.
Toda esta historia tiene dos problemas, por una parte el método utilizado para protestar, que ha conseguido colapsar el servidor de correo de Globomedia y obligado a la productora a amenzar a los responsables con tomar acciones legales por lo que consideran un ataque indiscriminado a los medios con los que trabajan. Quizá no sea la mejor forma de contentar a tus fans, pero no es menos cierto que un poco brutitos si que están siendo. Pero, lo más importante del asunto, desde mi punto de vista, es la cara que se te queda cuando desarrollas una historia de ficción para suplir a un personaje que te falta y te encuentras con que la gente la rechaza de plano y no quiere ni oir hablar de un nuevo amor para uno de los protagonistas, cabreados por los posibles cuernos de ficción y sin tener en absoluto en cuenta que es una decisión de Hugo Silva el marcharse de la serie, aunque no haya cerrado su participación por completo, por lo que pueda pasar.
Supongo que la cuestión tiene poco remedio y que, mientras la serie siga funcionando como lo hace, tenemos Mario Casas y Sarita para rato aunque haya quién quiera cambiar el desarrollo de las tramas. Me alegro en cualquier caso de que haya seguidores incondicionales de una serie dispuestos a luchar por ella y a demostrar la fuerza del espectador, aunque les sugiero que la próxima vez opten por el envío masivo de bocadillos, barritas de chocolate o patucos, que seguramente cabreen menos a los responsables de aquello que quieren preservar.
Esto viene a demostrar una vez mas como de influenciables son las adolescentes… como pierden la cabeza «en masa» por la persona que un canal ha diseñado para que la pierdan… y como después (desgraciadamente para las teles) es imposible meterle en la cabeza a otro tio prefabricado, por mucho que lo intenten.
En Sin tetas vas a pasar lo mismo.
Ya pueden meter al tio mas buenorro de la tierra… que no servirá de nada.
jaja..
y es «divertido» que su furor uterino lo quieran barnizar con una capa de intelectualidad con eso de que «quieren que cambien las tramas»… cuando lo único que quieren es que vuelva a salir Hugo Silva sudoroso sin camiseta.