Ayer se estrenaba la nueva temporada de el Internado con el acompañamiento del estreno de la nueva apuesta «social» de Antena 3, la emisión simultánea del episodios en todos sus canales y dispositivos y la posibilidad de ver el episodio, bien con anécdotas del rodaje o bien con la opción «watch and chat» que permite a los espectadores entrar en distintas salas de chat en la web de la cadena y compartir lo que opinan de lo que están viendo, opiniones que salen en televisión para alimentar la propia funcionalidad.
De entrada comentar que la manera de llegar al chat me pareció poco clara. Acceder a la url que ofrecía el canal para chatear conducía al microsite de El Internado, donde había que encontrar la opción de ver el episodio y llegar a la herramienta de visionado de vídeos, donde una sucesión de clicks extraña (primero había que escribir el nick con el que se quería chatear pero esta acción no llevaba a ningún sitio si no se elegía posteriormente elegir la sala en la que se quería entrar-suena sencillo pero era confuso).
Una vez allí, la primera impresión era de éxito, pues recién empezado el episodio y cuando la iniciativa era aun desconocida para muchos, ya había más de 100 personas en las cuatro salas de chat habilitadas. La frustración sobreviene cuando uno entra en dichas salas y se encuentra que más del 90% de lo allí dicho es basura, literalmente. Cualquiera que tenga un blog con comentarios sabe que es muy habitual encontrarse con personas que se limitan a entrar en la sección de comentarios para dejar su aportación sólo porque pueden hacerlo, pero sin realmente tener nada que decir, lo que lleva a absurdas aportaciones, cuando no son simples sucesiones de letras inconexas. Junto a ellos, y si el blog tiene entradas referidas a personajes de actualidad, muchos de esos comentarios se limitarán a decir lo buenísimo que está el actor de turno, tanto más bueno cuantas más letras iguales pongamos en el texto: «Martín buenooooooorrrrrrrroooooooo!!!» Si estas son las cosas que pasan en un blog cualquiera, ya podemos imaginar lo que ocurre cuando quién habilita el espacio para conversar es una cadena de televisión y encima lo escrito aparece en prime time en televisión.
Pese a que la aparición de mensajes en pantalla estaba moderada y no entraba todo lo que se decía en el chat ¡afortunadamente!, la experiencia para una persona normal no era nada interesante más que desde el punto de vista sociológico y llevaba a pensar dos cosas: que los humanos, mayoritariamente, no estamos preparados para que se nos de la palabra en ningún sitio porque no sabemos participar para aportar y que la idea de cobrar por SMS para este tipo de colaboraciones puede no ser tan mala, pues al menos supone un filtro para todos aquellos que no tienen nada que decir. Una pena para los que si querrían aportar y que se ven perjudicados por la falta de educación y sentido común de tantos otros.
Si la experiencia me resultó frustrante a mí, no quiero pensar en cómo se sentirían en Antena 3, pensando que habían hecho algo que podría haber estado muy bien y que sin embargo ha quedado en nada por culpa de la escasa particiapación de calidad. Esperemos que no desistan y mantengan la puerta abierta para que poco a poco la audiencia participativa se vaya educando en estas herramientas y podamos algún día aprovechar las posibilidades.
Martin buenorrooooooooooooooooooooo