La crisis de Telecinco puede traer cosas buenas al panorama televisivo, estoy segura. Para confirmarlo, basta con escuchar como Jorge Javier Vazquez habla de las pocas posibilidades de los participantes en realities para conseguir ganar un duro fuera del concurso en cuestión. Ocurría esta mañana en El programa de Ana Rosa, mientras comentaban la lamentable actuación de Iván en Supervivientes, planteando la posibilidad de que su único fin allí fuera regresar lo antes posible y andar de plató en plató ganando dinero. Antes esta idea, Jorge Javier responde algo así «si estuviéramos en los tiempos boyantes de Telecinco, aun podría hacerse unos cuantos platós pero ahora ¿dónde va a ir?».
La frase no es literal, pero de ella se desprenden dos cosas: por un lado, la preocupación de los propios trabajadores de la cadena por la situación económica de la misma, que ya no puede pagar cantidades importantes a los colaboradores por pasar un rato despotricando sobre los demás. Por otra parte, hace hincapié en el cambio de formatos que ha sufrido la parrilla, donde se ha pasado de un Aquí hay tomate seguido de A tu lado con toda su cuadrilla de gritones y frikis, a varios programas enlatados más cortos y de otro estilo (algunos).
Pese a que Jorge Javier lo comenta con tristeza, como el fin de una época dorada, si analizamos estas consecuencias en profundidad, no importa que ahora Telecinco esté haciendo programas malos y no de con los gustos de la audienc¡a, al menos se ha hecho una buena limpieza de los peores contenidos que por allí pasaban y, por el momento, no se está cayendo en la tentación de recuperarlos.
Aquellos tiempos en los que cualquier famosillo de medio pelo aparecía por todos los programas de la cadena, ganando dinero de uno a otro y diciendo cada vez más barbaridades para mantener ese status, han pasado y, con un poco de suerte, no volverán.
«Aquellos tiempos en los que cualquier famosillo de medio pelo aparecía por todos los programas de la cadena, ganando dinero de uno a otro y diciendo cada vez más barbaridades para mantener ese status, han pasado y, con un poco de suerte, no volverán»
Dios te oiga, Susana.