Uno de los periódicos más antiguos de EE.UU., el Seattle P.I., ha pasado de ser una gaceta diaria en papel a publicarse únicamente online. Esta decisión es arriesgada pero no deja de responder a los nuevos tiempos que corren, a la necesidad de reducir costes de fabricación y al aprovechamiento de los movimientos en materia de inversión publicitaria que parecen estar derivando hacia la red.
El ejemplo de Seattle P.I. nos da pie para plantear la posibilidad de trasladar, no solo un diario escrito, sino también un canal de televisión a la red, de la misma manera que los canales que hoy en día vemos de forma tradicional, pero sin necesidad de pesados concursos por las licencias o restricciones empresariales.
Hasta ahora, el concepto de televisión en internet responde a la emisión de piezas cortas, rodeadas de otras de su estilo y categoría, a la composición de un canal propio creado con aquellas características que hemos marcado en algún formulario y siempre con la necesidad de proactividad por parte del usuario. Esa es una de las principales características que diferencian la televisión tradicional del nuevo audiovisual, la capacidad de decidir qué veo en cada momento.
Sin embargo, nadie se ha atrevido a dar el gran paso de emitir una programación lineal en la red, una programación estructurada en forma de parrilla que permita competir directamente con las grandes cadenas de televisión, en contenidos y en horarios, ofreciendo series de primer nivel estrenadas en prime time. El coste de esta programación es sin duda muy alto, pero no más que el de lanzar un nuevo canal de televisión y hay tortas entre las empresas de comunicación por conseguir una licencia.
Hasta ahora, conseguir que la audiencia se traslade del cómodo salón al más formal estudio de trabajo para ver la televisión era algo complicado y sin duda una difícil barrera de entrada para quienes se plantean trasladar el tiempo de ocio al ordenador pero, la oleada de televisiores con conexión directa a la red que nos viene y la proliferación de media centers conectados al televisor del salón, convierten este inconveniente en algo del pasado.
Como dicen en Lost Remote, parece que este ejercicio televisivo online encaja especialmente bien en medios locales, que permitan a la audiencia estar en contacto con lo que ocurre en su ciudad, en su barrio, permitiendo así aprovechar las ventajas de la publicidad local, que no entiende de grandes masas, pero no tiene por qué limitarse a eso. Un canal de televisión online, que aproveche todas las posibilidades de estar conectado, incluyendo chats, fidelización, socialización e incluso recomendación al mismo tiempo que se ve una emisión lineal de un producto, no es más que la puesta en marcha del tipo de televisión que durante años nos planteamos que sería la TDT interactiva, algo que no veo que vaya a desarrollarse o a llegar nunca a través de la televisión convencional y que, sin embargo, puede fácilmente aprovecharse desde un ordenador.
Susana, tú misma apuntas en tu artículo a la clave del asunto. La aparición de la televisión directamente conectada a la red. Cuando esto sea una realidad, cualquiera que pueda acceder a internet podrá emitir en las televisiones, pero hasta entonces queda muchísimo. Llevamos mucho tiempo para implantar la TDT y aun no ha penetrado demasiado en la sociedad, entonces ¿cuando dispondrá la población general de tele con internet? Yo creo que aun queda mucho para ello. Quizás ese sea el negocio del futuro, pero un futuro bastante lejano.
Mientras tanto, el consumo de tv por internet requiere que sean piezas cortas, porque pocos están dispuestos a ver en la silla del ordenador programas de 45 minutos. ¿Vería alguien ‘Pasapalabra’, ‘Tal cual’ o los Telediarios online? Lo dudo.
Si ya lo tienen complicado los nuevos canales de TDT como VEO7, más alguien que «no está ahí», sino que lo tienes que buscar…
Por ahora creo que audiovisual+internet es = a piezas cortas.
saludos!