Este año no he hablado todavía de Fama, pero hoy ya toca. En general el programa es idéntico al del año pasado, la misma estructura de entradas y salidas de concursantes, el mismo criterio para la expulsión y el mismo formato que intercala actuaciones en directo con vídeos grabados de lo ocurrido durante los días anteriores.
El realizador, a quién tanto criticamos el año pasado, sigue en sus trece y no echa un vistazo a las actuaciones de los chicos mientras están ensayando, algo que sería fundamental para hacer bien su trabajo y no perderse los portes más espectaculares o los pasos en los que los concursantes se atascan insistentemente durante la semana. Si con los pequeños resúmenes que nos ofrecen antes de las actuaciones los espectadores ya conocemos cuales son esos puntos importantes de cada baile ¿por qué no mostrárselos al realizador para que pueda llevar a cabo su trabajo con mayor dignidad? Algo falla en la forma de prepararse las emisiones en directo y es más que probable que no sea culpa suya, pero la solución es muy sencilla y clara. Si el realizador estuviera al tanto de las particularidades de cada pieza de baile, no nos encontraríamos con que uno de los candidatos a la expulsión ofrece un número de claqué y desde casa no escuchamos sus zapatos, puesto que en las actuaciones se corta el sonido del plató para poner simplemente la música, por poner solo un ejemplo reciente.
Podría criticar también que este año se esfuerzan mucho menos en elaborar piezas de relleno, que se repiten una y otra vez, lo mismo que las entradillas o los ganchos, por no hablar de las eternas competiciones para enviar a algún concursante de viaje o las coreografías ofrecidas hasta tres veces, cambiando tan solo los bailarines; aparente falta de imaginación que aburre hasta al más paciente. La alternativa sería rellenar con más reality y menos concurso de talentos pero, sinceramente, creo que sería todo mucho más entretenido, aunque agradezco que se esfuercen por mostrar a los bailarines por lo que son en su trabajo y no por lo simpáticos o chismosos que puedan ser en su tiempo libre.
Y lo último que me ha matado esta semana, la nueva forma de publicidad que han inventado: coges la música de tu spot, siempre y cuando sea muy pegadiza y creada exclusivamente para tu marca, y pides a una de las parejas que la baile. Para ello, les mandas vestirse con los colores de tu logo y, en lugar de ponerles la música en CD, les plantas directamente el anuncio. ¡Y los pobres chavales encantados de ser los elegidos para representar a la marca!
Pese a todos estos detalles, que os voy contar que no se note ya con tanto detalle como estoy contando: que no me pierdo ni una sola entrega del programa, que tengo mis claros favoritos, aquellos a los que odio, los que antes odiaba y ahora me parecen guay… que mis sobremesas están completas y que por mí pueden seguir así mil semanas. Eso sí, el año pasado veía el programa con el 100% de mi atención y en cambio este año me llevo el portatil al salón para ir haciendo cosillas al mismo tiempo, señal inequívoca de que algo están haciendo peor.
Yo a esa hora ya no veo nada…
ni me gusta SLQH… ni Fama… ni lo de A3…
voy haciendo zapping o apago la tele.
– SLQH no tiene nada que ver con lo que era al comienzo (ya que no puede criticar ni a T5 ni a Cuatro… pero tampoco veo que se lo curren como antes buscando carnaza en canales locales… ahora es todo el rato Antena3 -DEC y tal cual lo contamos-… y luego sketchs y bromas tontas sin ningún interés). Le pido a A3 que prohiba a la sexta usar sus imagenes… para ver si quitan de una vez por toda SLQH.
– Fama es todo el rato igual. Tratan de darle emoción… con broncas extremas… forzando salidas de gente veterana y piques.. etc etc… un rollo patatero. Necesitan un Marcos.