Una no sabe por donde empezar el comentario sobre el estreno ayer de La vuelta al mundo en directo. Tan aburrido era que ni los twitteros habituales estaban al quite para hacer de la televisión social una vía de escape ante la aburrida oferta de las cadenas. Y es que el estreno del programa que venía a aprovechar las miles del triunfo de Pekín Express, ha resultado ser un auténtico plomazo y además, tan largo, que dudo mucho que haya habido alguien inicialmente interesado en el programa que lo haya visto hasta el final, yo desde luego a las doce y media de la noche di la experiencia por completada.
Los fallos fueron graves desde el principio, y no me refiero a los problemas técnicos o de coordinación con el presentador, que pueden ser disculpables por ser el primer programa, por ser una productora nueva o incluso por querer abarcar demasiado en un formato que, bien hecho, es francamente complicado. Pero no me refiero a esto, sino al hecho de haber estado durante al menos un par de semanas hablando del programa en otros programas de la cadena, presentando castings, seleccionados definitivos y estructura del programa y dar por sentado que, con esa información ya dada, era suficiente para que los espectadores supiéramos a qué nos enfrentábamos y obviando por tanto las habituales piezas de presentación de concursantes y las no menos habituales explicaciones de todas las pruebas a realizar y del mecanismo del concurso. Esto, que puede resultar repetitivo para quienes son fans del programa y no se pierden una, es fundamental para aquellos que sólo queremos seguirlo en su gala del prime time y que ayer no pillábamos ni una, ni siquera el hecho de conocer The amazing race o tener un master en Pekin Express nos ayudaba.
El segundo error grave fue la presencia en plató de colaboradores y amigos de los concursantes que más parecían convidados de piedra que personas destinadas a aportar ritmo y contenido al programa, algunos de ellos probablemente volvieron a sus casa pensando que eran invisibles, tanto para el presentador como para los espectadores en casa.
Y por último, mi asombro al comprobar que una de las chicas de la pareja expulsada era hasta hace bien poco concursante de Mujeres, Hombres y Viceversa, donde ahora hay un concursante que a su vez estuvo en una de las entregas de Ven a cenar conmigo (y no me refiero a German, que ya ha pasado por tres programas en apenas unos meses: Ven a cenar conmigo, Gran Hermano y MHV), concursante que además era defendida en plató por una exconcursante de La casa de tu vida. ¿Es que realmente no hay personas normales, de la calle, que quieran participar en estos concursos? ¿o es que las cadenas ni se molestan en buscarlos y además todas utilizan la misma empresa de casting? Si ya es bastante aburrido y frustrante que nos encontremos siempre a los mismos presentadores y actores en todas partes, mucho más lo es que los concursantes de los programas empiecen a ser siempre los mismos. Esto no solo es aburrido, sino que hace sospechar que nada de lo que vemos en televisión es real y, pese a que en muchos casos esto es más que evidente, no estaría de más que las cadenas intentaran por lo menos disimularlo.
Supongo que la productora del programa hará hoy exámen de lo ocurrido y cambiará muchas cosas de cara a la siguiente entrega, sobre todo a la vista de los paupérrimos resultados de audiencia conseguidos anoche (curioso el dato de que la película de TVE lograra más audiencia que la suma de las ofertas de Anten 3 y Telecinco). Espero que los cambios surtan efecto y el programa acabe por ser algo sólido, porque lo cierto es que Oscar Martínez me cae bien y no me gustaría que se diera semejante batacazo en su primera incursión en el mundo de la producción (aunque igual debería haberlo intentado con algo más sencillo para empezar).
Estaba dudando de si ver o no este programa, pero tal y como lo pones parece que no me perdí nada.