ATENCION: Spoilers (pocos, dos).
Después de tanto esperar, la quinta temporada de Perdidos ha llegado por fin a nuestros ordenadores y, con ella, las mismas preguntas de siempre, bueno, las mismas no, otras diferentes, como es de esperar con esta serie.
Estos dos primeros episodios son un poco complicados, al menos eso me ha parecido a mí, quizá demasiada información y muchas cosas ocurriendo al mismo tiempo (si es que esta expresión se puede utilizar ahora) y sobre todo ese primer episodio con hasta tres saltos en el tiempo que te hacen plantearte si la serie ha saltado el tiburón y los constantes ir y venir de algunos de los personajes no serán tan solo una excusa más para enredar una madeja ya de por si bastante liada.
He de reconocer si embargo, que ver a algunos de los personajes que dábamos por muertos es un shock, pero al mismo tiempo una alegría, pues albergo la esperanza de que regrese Charlie, uno de los personajes más carismáticos de la serie. Estos detelles también tienen un aire de homenaje a todos los que han ido pasando por la serie que me hace recordar que tiene sus días contados y me genera cierta melancolía.
Tras ver los episodios y leer todas las entradas que se han referido a este estreno (otro de los placeres de Lost) soy más optimista y creo que el hecho de que esta sea una temporada corta, como lo son ya todas las restantes, no hará sino mejorar la calidad de los episodios, que contarán más cosas, habrá más respuestas y nos dejarán con la boca aun más abierta.
Mi principal duda ante todo lo que está ocurriendo es si verdaderamente los creadores de la serie tenían todo esto pensado desde un principio o si han ido bebiendo de las teorías de los fans hasta llegar a este conjunto de saltos en el tiempo, metaforizados en esa primera escena en la que hasta el disco salta.
Sea como sea, no tengo duda de que esta serie será por siempre una de las series míticas de la televisión y en la que lo importante es el viaje.
Como escribía el otro día en mi blog, chicadelatele, discrepo radicalmente: Charlie es un pesado, un llorica y su personaje en la línea del pasado de la serie tiene más agujeros dramáticos que un queso gruyere.
Lo mejor que hizo, desde el punto de vista dramático, fue (spoiler) sacrificarse por Desmond al final de la tercera. Gracias por ello, Charlie. El resto, que le den.