Ya lo dije hace unos días, cuando se descubrió que la famosa señora que había lavado un décimo premiado de la lotería resultó ser una actriz enviada por el follonero para ¿divertirse? ¿promocionar Salvados? ¿criticar la falta de rigor de los medios a la hora de dar informaciones?, las cosas que Évole estaba haciendo para colar trampas al resto de cadenas eran muy simpáticas, pero podían empezar a resultar bromas pesadas sin ninguna gracia.
El último rumor apunta, desde el programa de Alfonso Arús en la televisión local catalana 8TV, a que Iván, uno de los finalistas de Gran Hermano, podría estar compinchado con el follonero para ganar el concurso y reventarlo en su última entrega. Evidentemente todo esto no son más que rumores, quizá interesados para dar publicidad al presentador de La Sexta y así a su programa, o simplemente para que Telecinco se asuste con la que le puede caer la próxima semana. No deben estar muy tranquilos cuando ayer Mercedes Milá no comentó nada al respecto, ella que es tan dada a mencionar las cosas que se dicen en la red.
Si finalmente se confirma que la presencia de Iván en la final se debe a una inversión en publicidad alternativa por parte de La Sexta, mediante llamadas dirigidas a mantener a su infiltrado en el concurso, la guerra entre ambas cadenas habría entrado en una fase en la que los espectadores estarían siendo también víctimas, puesto que son muchos los euros que se gastan en expulsar o salvar a los concursantes de Gran Hermano, teóricamente en una lucha entre particulares y no contra una cadena de televisión con mucho mayor fondo de hucha.
Cuesta pensar que alguien de La Sexta haya logrado contactar precisamente con el concursante más polémico de esta edición de Gran Hermano antes de entrar en la casa y por tanto antes de saber qué sería detestado por sus compañeros. Cuesta también pensar que sea tan fácil convencer a alguien de que haga semejante papelón, especialmente cuando entiendo que los contratos que deben firmar antes de entrar a la casa son absolutamente leoninos y esta acción podría costarle al ganador su premio en la casa. Realmente me cuesta creer que toda esta historia sea cierta, sobre todo por una razón: ¿a quién le hace más publicidad: al follonero o a la próxima entrega de Gran Hermano por si ocurre algo inesperado? Al final va a resultar que toda esta campaña es un truco de Telecinco para que todos veamos la final.
Me extrañaría mucho que Arús diese noticias sin contrastar, conoce bien las interioridades de las televisiones y suele acertar en sus previsiones.