¿En que piensan los adolescentes de nuestro tiempo? Básicamente en dos cosas: divertirse y tener novio/a (o rolletes variados). Lo primero es fruto lógico de sus primeras experiencias saliendo solos a la calle y sus relaciones de amistad, que se afianzan compartiendo estas primeras experiencias de independencia. Lo segundo es fruto aun más lógico de una revolución hormonal que sufren sus cuerpos, sin que sus padres o ellos mismos puedan controlarlo, hormonas que les hacen ser además contestatarios y que, acompañado de esos primeros pasos en el mundo independiente, les hacen creer que lo saben todo y que podrían sobrevivir sin sus padres desde esa misma mañana. Estudiar, pensar en madrugar y trabajar o en planes de pensiones es algo que sólo les asalta cuando en clase les piden una reflexión al respecto o cuando no consiguen de los padres lo que quieren y se marchan enfadados, pensando cuánto queda para que puedan financiarse sus propios caprichos.
Este es el prototipo de adolescente de la sociedad consumista en la que nos encontramos, alguno con estos rasgos más marcados, otros más responsables, pero todo inmersos en su correspondiente edad del pavo. ¿A que viene todo esto? Pues al estudio sobre personajes infantiles y juveniles que ha hecho la Asociación Plaza del Castillo en el que se critica que estos personajes tengan marcadas estas características, por no adaptarse a la sociedad actual y por no predicar con ejemplos educativos para su edad.
No me adentraré una vez más en el argumento de que nos encontramos ante obras de ficción y no documentales, pero si creo interesante comentar cómo estos estudios parecen tener unas conclusiones previamente establecidas que buscan argumentos que las apoyen en las series estudiadas y no al contrario. Mi experiencia personal es que las cosas no son tan exageradas como las pintan en este y otros estudios, pues los estereotipos aparecen, no sólo en las generaciones jóvenes, sino en todos los personajes que vemos en la ficción, en función de lo bien o mal hecha que esté la serie. Además, encontramos numerosos ejemplos de personajes que son buenos estudiantes y casi todas las series tienen algún protagonistas con una idea clara de lo que quiere hacer en la vida, frecuentemente fruto de conflicto con sus padres, pues estas metas suelen ser triunfar en el mundo de la música, ser actores u otras profesiones complicadas que generen argumentos interesantes, algo que lógicamente ser abogado o veterinario no genera.
Si tomamos como ejemplo las series americanas de adolescentes, por ejemplo 90210 o Gossip Girl, vemos que los problemas que afrontan los protagonistas son básicamente los mismos: sexo, drogas, alcohol, padres separados… sí, las escenas o argumentos entorno al sexo son más explícitas en España, pero es que todo en torno al sexo es más explícito aquí, y no vamos a pedirle a las series de adolescentes que sean distintas al resto de las comunicaciones públicas y sí, les vemos luchando por sacar buenas notas para acceder a la universidad deseada, pero es que el sistema allí es mucho más competitivo y tiene lógica que eso se muestre en las series de televisión. Aquí, mientras la propia sociedad no premie el esfuerzo, no le pidamos a las series de televisión que eduquen a los jóvenes.
A mi este tema me parece muy complicado, tengo dos opiniones muy contradictorias.
Por un lado, estoy de acuerdo en lo que tu dices, pienso que tienes razón. Pero también pienso que ciertas representaciones en televisión pueden influir, como por ejemplo los estereotipos homosexuales. Mucha gente no tienen ningún tipo de vínculo con ninguna persona homosexual, por lo que su única imagen sobre ellos es lo que puede ver en los medios y en numerosas ocasiones se ofrece el típico perfil gay, en lugar de mostrar la amplia gama que hay, al igual que se hace con los heterosexuales.
De todos modos, se que es difícil conseguir esto, ya que por cada gay que pongan no pueden poner 20 diferentes para que veas las diferencias, pero si podrían huir un poco de utilizar siempre el mismo perfil.