Que la venta de Digital Plus iba a suponer un abandono para alguno de los habitantes de la casa de Tres Cantos era algo evidente. Ya lo comenté en su momento: era incompatible que dos empresas diferentes estuvieran trabajando en el mismo local, máxime si eran competidoras y esto hacía que Cuatro necesitara una inyección económica muy importante puesto que las instalaciones para llevar adelante un canal de televisión en abierto no son cualquier cosa, caso de que fueran ellos los que abandonaran. Pero, la noticia de que Cuatro podría trasladarse a una nueva sede en los rascacielos recientemente construidos en Madrid me deja atónita por dos motivos.

Primero, por el hecho de que en medio de una crisis económica como la que tenemos una cadena que no es ni mucho menos la primera en audiencias y en unos tiempos en los que la publicidad se tambalea, se traslade a lo que debe ser una de las zonas más caras de Madrid, algo que parece un despilfarro, por mucho que Sogecable vaya a ingresar por la venta de Digital Plus, que tampoco será tanto.

Y segundo, porque además esta historia yo ya la he vivido, cuando Sogecable estaba en Torre Picasso y en Gran Vía 32, y no funciona. El traslado a Tres Cantos, por muy lejos que estuviera, fue un cambio total de mentalidad para todos, que pasamos de trabajar en una oficina a trabajar en televisión de verdad. Y es que no es lo mismo trabajar en un edificio de varias plantas, compartido con decenas de ejecutivos que no tienen nada que ver con la «gente de la tele», sometidos a tremendas medidas de seguridad, subiendo y bajando en el ascensor a cada rato, que hacerlo en un edificio dedicado, donde todo el mundo trabaja para sacar adelante un canal de televisión, donde se respira tele, donde los suelos en lugar de elegante moqueta tienen planchas de madera fácilmente desmontable para cada dos por tres meter un cable nuevo y en cada esquina hay un cámara grabando sin necesidad de complicados permisos de grabación.

Según parece, Cuatro tiene pensado instalar en sus nuevas oficinas tan solo los platós de informativos y pedir a las productoras de los distintos programas que se encarguen de aportar los suyos propios para cada programa concreto, dando por sentado así que no habrá ninguna producción propia ni posibilidad alguna de hacerla. Una televisión completamente descentralizada.

Ellos sabran lo que hacen, si económicamente es viable y si empresarialmente es bueno para la filosofía de empresa. Yo desde luego no cambio el ambiente que se respira en los pasillos de una televisión cualquiera por el de una oficina, por muy elegante que sea, pero claro, igual es que a los directivos de Cuatro lo que menos les importa es si su empresa es de televisión o un broker financiero, lo que quieren es una bonita oficina con buenas vistas al skyline de Madrid.