Ayer se consumó la tragedia: Lucas no estaba muerto. Muchos pensarán que me he vuelto loca con lo que digo, que la tragedia era precisamente que hubiera muerto y que el hecho de que regrese es una excelente noticia que hará las delicias de cientos de adolescentes que a punto estuvieron de arrancarse las coletas aquel fatídico día en que estalló la furgoneta, privadas de su inocencia para siempre y sin nadie a quién volver a amar jamás.
Pero, desde el punto de vista de quién tiene algunos años más encima, ve muchas series y lee toda la información de televisión que pilla, que Lucas no estaba muerto era algo que estaba cantado desde el día siguiente a la emisión de aquel trágico episodio y es un borrón en la cuenta de la ficción española, que sin embargo no podemos reprochar al clásico «las series españolas son malas» porque este año lo hemos podido ver también en alguna más que reputada serie americana y en condiciones aun más difíciles de explicar.
Lo peor de estas «resucitaciones» no es el hecho de que personajes que hemos visto claramente morir aparezcan de nuevo en pantalla con excusas y trucos de guión que no cuelan, con trampas de cámara que no se sustentan o que ni siquiera se esfuerzan por hacer verosímiles. Lo peor de todo esto es que ni siquiera nos queda el factor sorpresa, que al menos nos provocaría un sobresalto frente al televisor y conseguiría que, fruto de la emoción del momento, nos olvidáramos de lo mal resuelto que está. Con toda esta moderna costumbre de anunciar a bombo y platillo lo que va a ocurrir en episodios venideros, con el ansia por reunir al mayor número de gente posible frente al televisor para el gran momento, las televisiones de olvidan, una vez más, de que la ficción es emoción y de que los grandes momentos de la tele tienen que vivirse como si fueran de verdad o aun mejor que si fueran de verdad… y con tanto spoiler no hay manera.
En cualquier caso, lo de Lucas es flor de un día, no esperéis verle mucho por la serie.
Yo creo que es una técnica de negociación salarial.
Moreno la empleaba con éxito, y en las series americanas los accidentes que precisaban cirugía para justificar cambios de actor (recuerdo dos o tres históricos en ´Santa Bárbara´…) estaban al orden del día.
Y el cine tampoco se salva, porque las tres muertes de Alatriste en la misma película…aunque igual me dormí y todo esto es un sueño, que es otro final muy original al que se recurre ahora.