Que hay muchos programas que son una porquería ¡pues claro! ¡y libros! ¡y esculturas! ¡y cuadros! ¡y no digamos películas! Pero a nadie se le ocurriría generalizar diciendo que cualquiera de esas cosas es mala, una basura o incuso nociva para la salud y a día de hoy es la forma más directa y aceptada por todos de transmitir cultura. Otra cuestión es como la utilicen después los creadores, las cadenas y los propios espectadores, que tienen el poder de elegir lo que crean, lo que programan y lo que ven.
Toda esta perorata viene a propósito de un estudio de la Universidad Católica de Roma que dice que los niños que ven más de cinco horas de televisión al día son más proclives a tener asma. Cuando uno profundiza en los pormenores de la investigación (o lee el artículo de TvSquad) se entera de que no es el hecho de ver la televisión en si mismo lo que desarrolla el asma, sino el estar sentado sin hacer ejercicio alguno y con una dieta pobre en vegetales y frutas.
¿Qué pinta la televisión en todo esto? Absolutamente nada, no es un factor de riesgo, ni incrementa las posibilidades de padecer el asma, sólo es un elemento accesorio que puede fomentar las ganas de los niños de estar cinco horas al día sentados viendo dibujos animados, pero tan peligrosa como unos padres permisivos que no inciten a estos mismos niños a hacer deporte o salir al parque a jugar con sus amigos. Si hubiran hecho el estudio con universitarios que pasan cinco horas sentados en clase y luego otras cinco sentados en casa estudiando, los resultados hubieran sido «La universidad y el estudio prolongado incrementan las posibilidades de padecer asma»… supongo que no lo han hecho por la evidente dificultad de encontrar sujetos de estudio.
[…] no le tienes miedo al asma, siempre puedes ver tus series de ciencia ficción en este salón tematizado ¡hay gente para […]