Que Disney Channel se lance a emitir su programación integramente en un canal de TDT y de forma totalmente gratuita (recordemos que en Digital + era un canal premium) es una de las mejores noticias que han podido recibir los responsables de impulsar la tecnología TDT en nuestro país, y sin duda muchos padres.
Si algo faltaba en el panorama televisivo actual era programación para niños, imposible de encontrar en las cadenas generalistas de lunes a viernes y apenas relegada a una estrecha franja matinal los fines de semana. Las posibilidades de dejar a los más pequeños frente al televisor, desatendidos por un instante, a sabiendas de que nada de lo que iban a ver podría resultar dañino eran nulas, salvo que uno tuviera televisión de pago y, con los tiempos que corren, ese sea seguramente uno de los primeros gastos a eliminar. La llegada pues de un canal absolutamente inocuo como Disney Channel a nuestras pantallas, de forma gratuita e inninterrumpida, hace que muchas familias quieran tener la TDT en casa para ofrecer a sus más pequeños la programación que merecen y que no podían encontrar en otro lugar, adaptada a sus necesidades y completamente inofensiva.
Muchos podrán afirmar y sin faltarles motivos, que Disney Channel es un canal ñoño, en el que la necesidad de asegurar esa pureza y esos contenidos inofensivos genera una parrilla que para los no tan pequeños es aburrida y carente de atractivo, un atractivo que buscan en otras series con mayor acción, manga japonés algo violento pero con el que todos nos hemos criado también sin mayores problemas y que cada día más las nuevas generaciones reclaman de forma más temprana. Pero esto no debe servirnos para echar por tierra la excelente labor que Disney Channel tiene como proveedor de contenidos inexistentes en otros canales y realmente importantes y necesarios.
La lástima es que sea a costa de FLY MUSIC, un oasis musical en la tv.