A veces me enorgullezco de la audiencia española y de como respondemos ante los cambios de programación, pocas, pero algunas: como el caso de Allá Tú, que ha fracasado estrepitosamente en beneficio de Pasapalabra, un programa donde se premia el cerebro en lugar del tonto azar.
Pero luego hay días, como el de ayer, donde la audiencia, esa misma que ve Pasapalabra, porque no hay más, resulta que se lanza en masa a ver Tú si que vales, el tostón que Telecinco programó para las fiestas navideñas y que se alargó hasta ayer, en apenas tres entregas que se me han hecho eternas aun sin verlas con atención. Concretamente: la primera entrega no la vi, la segunda la vi completa por eso de ver tele en familia en Navidad y ayer apenas vi un par de minutos en algún zapping mientras veía Cuenta Atrás.
Alguno pensará que con tan poco es difícil criticar el programa, pero yo no dejo de pensar en la triste imagen de este país que algunos se han podido llevar viendo el programa desde sus hoteles o las casas de los amigos a los que visitaban: mujeres hablando con pinzas de tender en la boca, niños cantando flamenco con trajes de raya diplomática tres tallas más grandes y parejas de niños espídicos bailando, que mejor estarían en casa haciendo deberes y comiendo un buen bocadillo de chorizo para criar algo de grasita en esas piernecillas desnutridas.
Y lo peor de todo esto: que ante los buenos resultados cosechados, la cadena ya anuncia el regreso del programa y la puesta en marcha de los casting para el casting (pues este programa no es más que la explotación en Prime Time de esos casting de programas de talentos que desde hace unos años habitan las parrillas en sus diferentes modalidades).
y lo peor de todo es que ni siquiera es una idea original, al fin y al cabo es solo un intento de putear el próximo estreno en cuatro de «Tienes talento».. y mira que le gusta hacer el paiaso a Sardà!