De vuelta a la realidad televisiva, o televisada, una cosa que me llama la atención y que me recuerda una de las conversaciones mantenidas este fin de semana ¿deben los políticos pasar por la tele como cualquier otra persona o deben mantener su inaccesibilidad?
La pregunta surgía a raiz de la entrevista de Buenafuente a Zapatero, pero hoy veo que los políticos se enfrentarán por medio de la Wii en El Intermedio y la duda me asalta de nuevo.
Por mi parte, me parece que es bueno que todas estas personas que rigen nuestros destinosadministrativos se muestren en televisión como personas humanas, con sus defectos y sus virtudes. A veces es importante saber que un determinado político tiene sentido del humor o sabe jugar como un niño, pues en muchos casos parecen gente sin corazón, preocupada solo de asuntos que nada tienen que ver con nosotros y hablando un lenguaje que no se entiende porque verdaderamente no dice nada. Algunos incluso demuestran que no saben bajarse al nivel del pueblo y eso también quiero saberlo y creo que es importante.
La otra opinón al respecto es la de aquellos que afirman que los políticos deben trabajar para la ciudadanía y dejarse de salir en la televisión haciendo el tonto porque eso solo contribuye a «paletizarnos» y no dignifica la profesión de político, bastante necesitada por cierto de un poco de dignidad.
Respecto a esta última posición, creo que pensar que todo lo que sale en televisión es vulgo y populacho y que los políticos deben estar a otra altura es reduccionista, pero entiendo que muchos puedan pensarlo y quieran ver a sus diputados o presidentes trabajando y no haciendo el tonto en la tele.
A mí la verdad es que me hace mucha gracia ver a los políticos contestando a según qué reporter@s y estoy de acuerdo en que participen en según qué bromas. Aunque bien es cierto que entiendo que haya quien se oponga radicalmente, ya que a veces esas intervenciones les humaniza y hacen, para lo bueno y para lo malo, que no les valoremos sólo por lo que deberíamos: sus ideas y su gestión.
Un ejemplo: el otro día Martínez Pujalte contaba chistes para El Intermedio, creo recordar. Pues no digo yo que no tuviera su gracia, que la tenía, sin duda, pero ese hombre la ha liado tanto a nivel político en tantas ocasiones, que da como un poco de rabia tener que reírle los chistes.
Pero bueno, imagino que ese tipo de cosas son el precio que hay que pagar en una cultura mediática y su correspondiente politica mediática.
Saludos.