Al hilo de la noticia sobre la privatización de Telemadrid me planteo la reflexión de si las televisiones autonómicas son realmente necesarias o si, en caso afirmativo, esta necesidad debe ser financiada por el propio presupuesto público.
De entrada, una televisión autonómica nace con el fin de dar cabida a todos aquellos espacios de interés local que no encajan en una televisión generalista, espacios por lo general de caracter informativo y relacionados con la política, que terminan siendo acusados de tendenciosos, sea la autonomía del color que sea, y en la mayoría de los casos con gran razón.
Por otro lado, al ser parte de una administración, la motivación de una televisión pública no es la misma que la de una televisión privada: no importan las audiencias, no importa el rendimiento de los funcionarios y los directivos son elegidos a dedo, por lo que la calidad de la programación y del trabajo de algunos es manifiestamente mejorable.
El dinero destinado a mantener una televisión autonómica es un dinero que no cumple una función social: con la cantidad de cadenas que ahora hay accesibles, no parece imprescindible que exista una cadena más financiadala comunidad de turno y, con los medios de información que tenemos a nuestro alcance, parece improbable que una cadena de televisión sea nuestro medio para enterarnos de lo que pasa, máxime cuando esto mismo podría ser exigido a una empresa privada que accediera a concurso para hacerse con los derechos de explotación de la licenciade emisión.
Con la presencia de la TDT y la cantidad de canales locales que se nos ofrecen, parece que la cuota de programación local estará más que servida en unos cuantos años cuando la oferta haya madurado y los nichos estén más definidos.
Pese a todo, existen televisiones autonómicas con un excelente nivel de audiencia y una producción de programas propios de muy alto nivel, perfectamente exportables a la televisión generalista y en algunos casos mejorando lo existente. Pero ¿es la gestión pública lo que las ha convertido en lo que son? ¿o simplemente son buenos profesionales seleccionados con inteligencia y casualmente, o no, producciones externas contratadas a empresas privadas?
Releida mi reflexión, parece que me decanto por el hecho de que privatizar la televisión autonómica es una buena idea, pero me encantaría escuchar argumentos en contra.
La razón de ser de la primera televisión autonómica (ETB) era, al menos en sus orígenes, ser un vehículo de difusión y normalización del euskera. Después llegó TV3 y TVG con la misma intención, y luego fueron llegando las demás (incluida ETB-2 en castellano) con razones de ser más difusas.