Ya hablé de esta serie después de su estreno comentando que era el clásico serial con tramas enrevesadas pero muy típicas, donde los malos eran muy malos y los buenos muy buenos y muy perseguidos… como en todo serial que se precie.
Su primera ubicación en la parrilla a las 18:00 no pareció dar unos resultados del agrado de los directivos de la cadena pues, pese a estar siempre rondando el 13-15% decidieron cambiarla y pasarla a las 16:00, hora en que Aquí hay tomate sigue siendo fuerte y donde los no interesados en el cotilleo hace tiempo se engancharon a Amar en tiempos revueltos, que consigue estar en el 20%.
Pese a ello, no es para hablar de las audiencias para lo que menciono C.L.A., sino para comentar lo curioso de una serie como esta que es tan sencilla que puede seguirse sin verse. Me explico: yo soy una de las personas que, tras ver la serie durante unos días en verano, se enganchó a ella y a sus malvadas tramas facilonas como el que se engancha a uno de los juegos más simples de la consola en lugar de engancharse al bueno buenísimo de estrategia.
Gracias a que Antena 3 nos ofrece sus series de producción propia en Internet, si nos perdemos un episodio podemos seguirlo a través de la web, así que ayer me propuse ver los episodios que tenía atrasados. Como tenía mucho que hacer, abrí una ventana con el player de la serie y en otra me puse a trabajar, comprobando sorprendida que fui perfectamente capaz de seguir todo el episodio sin necesidad de ver las imágenes más que en algún momento concreto y más por curiosidad que por necesidad.
¿Que significa esto? Si nos encontramos ante una obra audiovisual ¿no debería tener tanto peso el audio como el vídeo? ¿significa que una obra es de peor calidad o es que acaso sus guiones son tan buenos que describen las acciones lo suficientemente bien como para que no sea necesario ver lo que está ocurriendo? Esta última podría ser una buena razón, pues hablar de unos buenos guiones no necesariamente implica que tengan que ser de premio EMMY, sino que sus diálogos estén bien construidos, bien hilados y que tengan sentido, cosa que no siempre ocurre. Luego habría que añadirles la gracia de algunos de los de Yo soy Bea o la naturalidad de casi cualquiera de los de las series de Globomedia, por no ponernos a hablar de las series americanas con los diálogos-carrerilla de Las Chicas Gilmore o las fantasmadas de Jack Bauer, pero eso es otra liga.
Que me corrijan los expertos (si los hay), pero por lo que tengo entendido el la diferencia entre cine y TV es que en cine pasan cosas mientras que en la TV basta con decir que están pasando.
P.e.: recuerdo una escena de cierta serie de hospitales; dos personas, una a cada lado de un mostrador. Diálogo:
– Quería ver al Doctor X.
– Ahora mismo está en Y. ¿Quiere que avise a alguien?
– No ya voy yo.
– Adiós.
Fundido a negro, y en la siguiente escena ya estaba con el doctor.
Es un ejemplo muy estúpido, pero las producciones de TV básicamente son eso, personajes diciendo en voz alta las cosas que ocurren.
Quizá por eso sea tan fácil seguirlas sin mirarlas… o quizá yo ya esté paranoico perdío.