Hay series que pasan sin pena ni gloria por la historia de la televisión, otras son maltratadas de forma inhumana, haciéndolas recorrer la parrilla de una lado a otro buscando la salvación sin encontrar un hueco, e incluso hay algunas que son directamente defenestradas en apenas unos cuantos episodios.
Junto a estos fracasos variados, hay otras series que triunfan esplendorosamente, que son un éxito de principio a fin y que el día que deciden poner fin a su historia, bien porque la propia trama no da más de sí, porque los actores quieren dejarlo o por cualquier otro motivo, sufren la persecución de los medios y de los fans en busca de un reencuentro.
Es el caso de la serie Friends que, desdeel mismo día de su final, ha generado más noticias anunciado su posible regreso para un episodio especial de las que genró en diez temporadas de éxito permanente.
La última ha sido hace apenas unos días, cuando el mismo David Schwimmer ha tenido que salir al paso de los rumores afirmando que ni han sido comentada la posibilidad de hacer un episodio especial ni, si se diera el caso, él estaría interesado en participar, pues considera que aun es pronto para un evento de este tipo.
Es entendible que la gente no quiera renunciar a una de sus series de culto pero ¿qué sentido tiene insistir de esta manera cuando al final todo lo que se va a conseguir es grabar un triste episodio que no convencerá a nadie y no nos quitará el mono de no tener la serie? Mentalicémonos, la serie acabó, no va a volver y tiene todo el derecho del mundo a no hacerlo, dejemos que todos los que la rodean vivan en paz y se liberen de ese lastre.
Sin olvidar a aquellos que nos alegramos de que acabara.
¡También tenemos nuestros derechos! (jeje)