Lo mejor de estar enganchado a una serie de televisión es la capacidad para meterte en ella, para vivirla como si formara parte de tu propia historia, es ser capaz de reir y llorar con sus mejores momentos y emocionarte cuando los recuerdas. Por eso, cuando una serie se acaba y todas las historias llegan a su fin despues de años de ir y venir, te queda esa amargura de saber que se ha terminado para siempre. Aun así, si el episodio final está bien hecho, consigues emocionarte de verdad y eres capaz de sentir la emoción que de verdad se vive en ese plató donde se están rodando esos minutos finales tan importantes.

Es el caso de Friends, que tras diez largos años en antena consiguió hacer un episodio final lleno de ternura que seguro hizo saltar las lágrimas de más de uno, no tanto por el episodio en sí, como por la certeza de que estaba viendo algo que nunca más se repetiría (por aquel entonces aun no sabíamos que Cuatro lo iba a reponer tantas veces).

Sin embargo, otras series no tienen la suerte de recibir el tratamiento VIP de las despedidas y son canceladas fulminantemente sin resolver las tramas o bien resuelven las tramas de la temporada pero les avisan de que no son renovadas cuando ya han terminado el rodaje de los episodios y, por tanto, sus creadores no tiene la oportunidad de dar a los personajes esas frases y esas situaciones que dejaban para el último episodio.

Es lo que ha pasado hace apenas unas horas con Veronica Mars, cuya cancelación no ha sido oficialmente comunicada aun pero es evidente después de que The CW haya confirmado todas las series que renuevan y su nombre no esté entre las elegidas. Una pena, pues después de tan solo tres temporadas, Veronica se había convertido en una de esas series por la que merecía la pena esperar al último episodio.