Hay concursos de televisión a los que te presentas sabiendo a lo que vas y a lo que te expones, como el caso de El Traidor, donde no sólo sabes que habrás de enfrentarte a todo tipo de pruebas de riesgo y aventura, sino que además tienes la opción de negarte a saltar en paracaidas, a hacer puenting o lo que toque en cada momento.
Pero hay otros concursos donde nada hace presagiar que la finalidad de tu estancia allí sea convertirte en blanco de todo tipo de perrerías, con la excusa de que son por el bien de tu formación profesional y tu apariencia. Hablo de Supermodelo 2006, un concurso que nos presenta a unas niñas ansiosas de conquistar las pasarelas, dispuestas a todo por lograr sus sueños y a las que semana tras semana se somete a pruebas tortuosas que muchas de las top model más renombradas del mundo no serían capaces de pasar.
La primera semana se sometieron a una sesión fotográfica bajo el agua donde debían bucear y aguantar la respiración, la segunda semana tuvieron entrenamiento militar y una sesión de fotos con serpiente, escorpión y tarántula y ayer pudimos ver como les hacían un cambio de look que en algunos casos consistía en cortarles la larga melena y, como decía una de ellas «ponerme el pelo que lleva mi abuela».
Evidentemente no tengo ni idea de lo que se cuece en un verdadera escuela de modelos, pero tengo la sensación de que las alumnas no tienen que hacer tantas pruebas al límite, más propias de un programa de televisión que busca captar audiencia que de un escuela donde formar.
A diferencia de otros realities donde los familiares o amigos de los concursantes forman parte del programa con sus intervenciones y comentarios, Supermodelo 2006 no entrevista a los parientes de las concursantes ¡no me extraña! si yo fuera la madre de alguna de esas niñas me iban a oir decir dos tres cositas…
Personalmente, creo que es lo mismo que deben pasar muchas modelos cuando comienzan. Ofrecen su cuerpo como maniquí, el diseñador tiene la última palabra. Si no te gusta que te corten el pelo, subirte a un camello o enrollarte una serpiente al cuello, cogemos a otra.