Sólo he visto la segunda entrega de este reality pero me ha parecido un poco muermo. Pese a tener toques de sadismo en busca de la audiencia, como poner a las chicas a caminar por la pasarela con los ojos vendados o fotografiarlas con serpientes, escorpiones y tarántulas, el programa no tiene el más mínimo ritmo.
Si se quiere parecer a un Gran Hermano, faltan vídeos de la convivencia, donde veamos claramente como son y como se desenvuelven las chicas en su día a día, pero es posibe que eviten intencionadamente esta parte para acentuar el hecho de que es un programa para elegir a la mejor modelo, independientemente de que sea simpática, buena compañera o una odiosa víbora.
Si pretende ser un Operación Triunfo, falta más actuación en directo de las chicas. Un solo pase de modelos en todo el programa, donde apenas tienes tiempo de ver como lo hacen porque todo pasa muy rápido y a ratos hasta el realizador se despista, no parece suficiente para emitir un voto telefónico que decante la balanza por una u otra chica.
La sensación que tengo es de que es un programa hecho para dentro, para los profesionales que trabajan con ellas, pero no han sido capaces de transmitir al público lo que se busca, lo que tienen o no tienen las chicas que están allí, faltan detalles de por qué son nominadas y el espectador no aprende que es lo que se trabaja y como se hace.
Pese a ello, parece que las audiencias no van del todo mal y Supermodelo 2006 logró congregar a más de un millón de espectadores el pasado miércoles. A ver que ocurre esta semana que vuelven los pesos pesados de la competencia.
Judit Mascó es capaz de hacer que bostecen las piedras. Le hace falta relajarse un poco.