Me preguntaba el otro día alguien qué había pasado con Salsa Rosa, si había tenido algún problema judicial gordo para haber desaparecido de la parrilla así de repente, a lo que yo contestaba que no, que era una simple cuestión económica y que era lo mismo pero con otro nombre, que no tenía mayor importancia. Pero ayer, escuchando una entrevista sobre el mundo del corazón de pronto caí: Salsa Rosa se había convertido en un género en si mismo.
En las cadenas de televisión hay montones de programas del corazón, unos más parecidos, como ¿Donde estás corazón?, otros más ligeros como Corazón, Corazón e incluso los más chabacanos e irrespetuosos como Aquí hay tomate pero, cuando hablamos de ellos, cuando hablamos de famosos participando en ellos, de mindundis acudiendo a programas previo pago o de exclusivas reveladas en televisión ¿cuantas veces tomamos el nombre Salsa Rosa como genérico?
Con la desaparición de la marca, todos hemos dado por sentado que solo tenía lugar un cambio de nombre, pero ese nombre era un mito de la televisión, era historia de la televisión y su desaparición como tal es posible que sin quererlo haga que nos encontremos ante algo más… ¿podríamos estar ante el principio del fin de un formato que lleva ya muchos años funcionando demasiado bien para lo que cabría esperar?
Dios te oiga.