El mundo de las audiencias y los gustos de los espectadores es sin duda un gran misterio. Después de ser la reina de las mañanas con su programa en Telecinco durante años, María Teresa Campos fichó por Antena 3 y cayó en picado hasta que se decidió prescindir de sus servicios. El programa era exactamente el mismo que hacía en la cadena rival, los mismos colaboradores, el mismo esquema, el mismo horario, únicamente cambiaba el nombre y el botón del mando que había que pulsar. ¿Por qué fracasó? soy de la opinión de que la gente se hartó de su prepotencia y malos modales, pero es raro que ese hartazgo sobreviniera justo con el cambio de cadena, de modo que algo más tuvo que ocurrir.
Pero, lo más llamativo no es que la Campos tropezará estrepitosamente, sino lo que ha ocurrido después cuando, sustituida por un concurso rescatado de los orígenes de la televisión y un programa de arbitraje de conflictos también conocido por el público de mediana edad (y que originalmente presentó Ana Rosa Quintana en Telecinco), la cadena consigue batir record propio en la franja llegando al 24% de share con el concurso.
¿Como interpretar estos datos? a mi solo se me ocurre una manera: la audiencia no actúa según patrones determinados. Por mucho análisis que se haga de los datos que cada mañana arroja Sofres y que decenas de analistas de audiencias interpretan día a día, es imposible predecir que programas funcionarán y cuales serán fracasos estrepitosos. El único método fiable es el del ensayo y error… y por supuesto, si una cosa funciona, no tocarla.
Los caminos de la audiencia son inescrutables, desde luego… Yo tengo mi propia teoría sobre la Campos, y es que saturó un poco al público. Aparecía en todo el programa, mientras que Ana Rosa, por ejemplo, no lo hace tanto y da más espacio a Maxim Huerta y el otro chico. Es lo que yo creo, pero no tiene porqué ser así.