Me piden que comente algo sobre la entrega de los premios Goya de ayer noche, pero lo cierto es que no la ví. Ya sé que era un espectáculo televisivo como otro cualquiera y que la mayor parte de los premiados pasan la mitad de su carrera, si no más, en un plató de televisión, no hay más que ver a los presentadores de la gala: Concha Velasco y Antonio Resines… pero no me apetecía verla. Preferí ver el fútbol y grabarme el episodio de Medium para después, que era mucho más entretenido.
Pero, puestos a reflexionar sobre el tema del cine, me planteo una cuestión: ¿que pasaría si en televisión pidieramos subvenciones como ocurre en el cine? ¿si yo pidiera dinero para hacer un programa de televisión con un guión determinado que a mí me parece interesante, con unos actores que me gustan a mí como directora del proyecto y con una temática que yo he escogido?
¿que pasaría si una vez terminado el programa yo tuviera derecho a que ese programa se emitiera en televisión y además exigiera que esa emisión fuera en prime time, en una buena época del año y por supuesto sin competir el mismo día en otras cadenas con buenos productos que me resten audiencia?
Y por último ¿que pasaría si llega mi compañero de profesión, hace una producción mucho más banal que la mía, algo tipo Los Serrano, sin complicaciones, sin sesudos quebraderos de cabeza, algo chabacano a veces y es un rotundo éxito? ¿pondría el grito en el cielo diciendo que se está cargando el sector?
Esto es lo que pasa en el cine, todos los días y nos parece normal… en televisión no pasa y nos quedamos callados, trabajamos en lo que podemos, a veces más bonito a veces más feíto y tan contentitos… no haremos arte pero somos capaces de sacar el sector adelante nosotros solitos, con todos nuestros defectos pero p’alante.
Pues no sé. Yo creo que sí se hace arte. Si las novelas de Dickens son arte, a mí se me ocurren varias series de televisión que son arte.