En la propuesta de pacto de gobierno que hoy ha llevado a cabo Pablo Iglesias tras salir de su reunión con el Rey Felipe, llama la atención una importante cuestión relacionada con la televisión. Bueno, en realidad dos, pues entre sus propuestas para el pacto se incluye una relacionada con TVE, algo llamativo en un momento en el que hay tantas cuestiones sociales importantes por sacar adelante, que el hecho de poner la televisión publica a su altura me parece una frivolidad. Pero esa es otra historia.
Porque no es esa propuesta la que más me llama la atención, sino el hecho de proponer, como paradigma de la transparencia política, tan demandada en los últimos tiempos, tan necesaria por otra parte, el hecho de trasladar las negociaciones al primer plano de la emisión televisiva, proponiendo que las conversaciones entre PSOE, Podemos e IU para ese posible pacto de gobierno, se hagan en directo en televisión.
Sí, a priori puede resultar muy interesante que eso se haga así y una apuesta por dejar claro qué se habla, qué se intercambia, a qué se juega y donde está cada uno, qué les lleva a aceptar o rechazar cada cuestión que pueda ponerse sobre la mesa. Pero en última instancia esto no deja de ser una trampa, un paripé, puro postureo para hacer creer a la ciudadanía que se es más transparente, como si la televisión por sí misma, por estar allí, fuera garantía suficiente.
Me va a perdonar el Sr.Iglesias, pero las cámaras de televisión no son buenas para algunas cosas, no por el hecho de estar presentes, no porque se deba esconder nada, sino por el mero hecho de mostrar a las personas no como son, sino como quieren ser percibidas fuera, con la ausencia de naturalidad que eso supone, con la mentira implícita que eso añade, con la tensión de tener que medir las palabras para que nada de lo que se diga se saque de contexto. Una negociación seria para formar un gobierno que sea transmitida por televisión sería como el Gran Hermano de los políticos y verdaderamente, yo lo que quiero es que solucionen los problemas del país, no que queden bien en pantalla e intercambien los cromos a ver quién es el que queda retratado más guapo y simpático haciéndolo.
Transparencia es hacer pactos y llegar a acuerdos que quedan registrados en documentos accesibles por cualquier ciudadano, eso es transparencia. Como lo es que no existan acuerdos secretos ni discretos. Transparencia no es escenificar la negociación, sino saber qué se negocia y a cambio de qué se llega a un acuerdo. Verlo por televisión no aporta nada y acabaríamos viendo a unos señores con sus discursos escritos, incluso por terceros, con frases gruesas y grandilocuentes, con chascarrillos que buscan abrir telediarios, con zascas para los fans, con un teatrillo que luego, cuando esas cámaras se apagan y sus señorías salen por la puerta, se convierten en otra cosa, que es lo que realmente saca adelante pactos y leyes… y que no nos cuentan.
¿Que me encantaría ver por televisión esas negociaciones? ¡Por supuestísimo que sí! Pero como me gustaría ver escondida y por un agujerito cualquiera de las conversaciones de despacho de altos gobernantes o dirigentes de empresas, cuando se creen que nadie les ve. Todo lo demás es cuento y papelón para la galería y la verdad, para eso prefiero el Gran Hermano original, que ya sé donde llevan los postizos.