Que TVE y las privadas no se han llevado nunca bien no es ningún secreto: primero se quejaban de que la competencia de la cadena pública era desleal, al tener una financiación mixta que combinaba la publicidad tradicional, aquella a la que las privadas también tenían acceso, con los importantes ingresos del estado como cadena pública que son.
Tras mucho insistir en el tema, el gobierno de Zapatero retiró la publicidad convencional de la lista de financiación de la cadena pública (con algunas excepciones en forma de patrocinios sobre las que volveré después) y entonces las protestas de las cadenas privadas recayeron sobre el despilfarro que supone emitir determinados contenidos de entretenimiento (es muy habitual leer a Carlotti quejarse de Masterchef) o la competencia desleal ejercida pujando por contenidos deportivos de máxima relevancia, haciendo subir su precio.
Y es en este último punto en el que Mediaset ha decidido ponerse más beligerante, llevando el tema a los tribunales, concretamente por la puja de TVE sobre los derechos de la Champions League, acusando a la cadena de hacer subir el precio, no solo pujando contra las cadenas privadas, también sobrepujando sobre el precio que estas proponen. En primera instancia, la justicia ha dado la razón a TVE, pero Mediaset está dispuesta a ir a por todas y apelará al supremo.
Independientemente de quién tenga razón jurídica, este es el típico caso en el que es fácil para los legos en la materia tener una opinión sobre el asunto y en mi caso, me cuesta muy poco ponerme del lado de Mediaset, o de cualquier cadena privada que esté dispuesta a pagar por estos derechos, máxime si es en abierto. Y es que parece lógico pensar que no tiene sentido, en el caso de una competición de máximo interés como es el caso de la Champions League, que la cadena pública se esfuerce por obtener los derechos cuando hay otras cadenas dispuestas a ofrecérselo al ciudadano y además ser capaces de rentabilizarlo. Que nos freirán a publicidad con ello, evidentemente, pero no es justificable que la cadena pública derroche solo para ahorrarnos a los espectadores la pesadez de 15 minutos ininterrumpidos de publicidad durante el descanso y otros tantos antes y después.
Si algo está claro es que TVE tiene un presupuesto anual asignado y con ese es con el que debería trabajar, ajustando sus costes y sus adquisiciones a lo que este dinero puede comprar. No existe motivo alguno que justifique excesos, menos aún para hacerse con los derechos de competiciones sobradamente solicitadas. Además, en principio TVE no debería ganar nada con la audiencia extra que consigue por algo así, aunque luego veamos patrocinios deportivos por doquier, incluso en las camisas de los reporteros que cubren la información.
En este sentido, soy partidaria de cierto grado de flexibilidad. Si la ley dice que puede haber patrocinio deportivo y cultural, puedo admitir la trampa de las camisas e incluso que un programa de cocina sea considerado un programa cultural (si la cocina francesa es patrimonio cultural, la española no ha de ser menos), por mucho que, de nuevo, a algunos directivos les haga subirse por las paredes. Cualquier queja en el sentido de que un reality de cocina no es servicio público me parece adecuada, pero no por ello un motivo para no emitirlo en TVE, máxime cuando únicamente se manifiesta una vez visto el éxito de un programa cuyo formato llevaba a la venta varios años y ninguna cadena privada parecía haberse interesado por él.
Servicio público no significa no competir y poner únicamente contenidos minoritarios, pero tampoco querer ser el primero siempre, sobre todo si eso significa pasarte del presupuesto del año e impedir a la competencia, privada, ser competitiva.
Pero la realidad es también que el presupuesto anual para RTVE que aprobó la ley de financiación es casi el doble del presupuesto con el que cuenta actualmente RTVE. Creo que es confuso pensar en que RTVE «compite» con las privadas. Las privadas compiten entre si y RTVE debe dar el mejor sevicio público posible (si eso es lo que desean los ciudadanos) contando con los resortes financieros que le permitan hacerlo. Personalmente no veo muchos partidos de fútbol, ni toros, ni nada de eso, pero me encantaría ver Juego de Tronos en RTVE. ¿Por qué no?. O al menos que RTVE contara con la capacidad financiera para poder producir algo así. Quiero decir ¿por qué no aspirar a ser una BBC?. Ya sé que suena a tópico pero a todos nos gusta la BBC y no se nos olvida que es una cadena pública.
De hecho opino que en un modelo de financiación más libre que permitiera a RTVE contar con recursos suficientes, entonces, si lo hiciera bien, las cadenas privadas pensaría que es un «competidor» más duro. Y mucho peor sería para las cadenas privadas una de estas dos opciones: 1. Que RTVE desaparezca dejando libre un espectro que puede ocupar otra cadena privada y por tanto el pastel publicitario es a repartir entre más 2. Que se privatice para no dejar libre el espectro, con unas consecuencias similares.
Como he pasado un tiempo allí, no he podido resistirme a opinar 😉