Pese a que muchos se unieron a Lucía Etxebarría en su teoría de que Campamento de verano era un formato creado solo para volverla loca y humillarla, el paso de la escritora por el reality de Telecinco estaba siendo una oportunidad de oro para que la cadena se reivindicara frente a todos los que acusan a estos programas de ser basura destinada a hacer caja y audiencia con los más bajos instintos de las peores personas que algún día se pusieron frente a una cámara.
El ataque de histeria de la Etxeberría, sus lloros de cocodrilo, su complejo de persecución e incapacidad de quedarse callada una vez que estuvo fuera, alimentando al monstruo y cayendo tan bajo como aquellos a los que criticaba, era la mejor oportunidad para demostrar que la televisión fácil de Telecinco no está tan lejos de quienes pregonan no tener tele porque no hay nada edificante en ella y no ver ciertos programas porque se sobrepasan ciertos límites que están solo reservados a otra «clase» de personas.
Una vez fuera del campamento, Lucía Etxeberría estaba dando argumentos a Telecinco para reivindicar un programa en el que no había más maldad que la propia de cada uno de los concursantes y su incapacidad para convivir y relacionarse, un programa que en ese mismo momento debería haberse tornado en juego de niños, en campamento infantil, con tarta, chuches y gusanitos y paseos entre vacas y vegetación. Hubiera sido una jugada maestra que habría terminado por poner a mucha gente del lado de la cadena, terminando de confirmar que la escritoria tenía un problema de inadaptación, de ingenuidad o de caradura como un piano.
En lugar de eso, Telecinco se ha tirado a la piscina de barro y cada emisión del programa es una polémica, una que traspasa la hora de emisión del directo y crea malestar entre críticos y audiencia general, una que no puede pasar desapercibida porque se replica en todos los medios, llegando a todos los que lo vieron en directo, pero también a quienes se lo perdieron o nunca pensaron siquiera pasarse a verlo. Tales son las broncas, salidas de tono y errores de apreciación por parte de la dirección del programa, que es raro el día que no tenemos un vídeo polémico subido a todas las redes sociales, creando en el espectador ocasional, el que no está entregado al programa precisamente por el morbo de ver estas cosas, una sensación aún peor que la que transmite el programa al completo, una percepción de que se están traspasando líneas cada día, en cada conversación entre concursantes, en cada castigo, en cada directo.
La producción de Campamento de verano tiene el lastre de haber llegado a la pantalla de forma precipitada, sin una adecuada preproducción y con un presupuesto de guerrilla. Pese a todo, sus primeras dos semanas nunca imaginaron ser tan ricas en eventos y tener tan dividida a la audiencia por un concursante. En lugar de parar ahí y vivir de las rentas, dejando que fuera la crítica y los espectadores los que dieran la cara por ellos, alguien ha optado por dinamitar toda la ventaja conseguida y seguir cavando en la hundida reputación que el imaginario popular les da. Una subida para llegar al 17% de share no puede compensarles.
Terminando de escribir esta entrada leo que Burger King escucha las protestas de la audiencia y retira su publicidad del programa justificándolo con estas declaraciones:
«Tras estudiar el comportamiento del programa ‘Campamento de Verano’, y gracias a los avisos que muchos de vosotros nos habéis hecho llegar, os comunicamos que retiramos nuestra publicidad de esta franja horaria».
«No queremos relacionarnos con ningún formato que contenga actitudes machistas, denigrantes o que puedan llegar a herir la sensibilidad de los espectadores. Además, aprovechamos para mandarles nuestro apoyo a los concursantes que han vivido estas situaciones y a todas las mujeres que se hayan podido sentir ofendidas por dichos contenidos».
Había visto pasar la campaña de Hazte Oír y pensé que no tendría repercusión alguna, es más, consideraba, como ya he comentado alguna otra vez, que abusar de este recurso puede hacer que pierda efectividad, pero muchas veces, basta con que una primera marca escuche y de el paso para que las demás presten atención y puedan animarse a secundarla. Telecinco ahora sí tiene un problema.
Hace ya mas de un lustro que T5 utiliza a las mujeres como objetos sexuales.
Sabemos de que palo van y escandalizarnos ahora, después de 20 años o mas, me parece ridículo. Otra cosa es que se les diga: «basta, hasta aquí hemos llegado y queremos otro tipo de programas» y yo a eso no lo veo nada criticable.
P.D – También digo que si esas personas van a esos programas y se dejan pisotear por dinero, pues que se JODAN. Si su dignidad tiene un precio ¿por que voy a preocuparme yo de reponerles la dignidad que ellos tan alegremente han vendido?.