¿Se puede ser más hortera y ordinario que los protagonistas de Gandía Shore? Seguramente no y por eso los han seleccionado. Pero no lo digo yo, es que ellos mismos se lo lanzan a la cara cada cierto tiempo durante el programa con frases como la del título de este post, que son de lo más bonito que se dicen estos supuestos representantes de la juventud española ¡Que venga el NY Times que esto sí es una pena!
De esos chavales cuya única aspiración en la vida es salir de marchita, beber copas sin parar y acabar cada noche en una cama diferente. Ustedes me van a disculpar pero esta no es la juventud normal de este país, ni de ninguno, pero claro, cuando haces un casting para un programa cuyo éxito internacional se basa en representar ciertos no-valores, los seleccionados buscan amplificar todas estas cosas para ser los más horteras de los horteras, a ver si hay suerte y les pagan doble sueldo.
Como espectadores estamos acostumbrados a ver gente joven que quieren triunfar en la tele a base de lucir musculitos, culos y tetas y trabajar poco, los protagonistas de Gran Hermano o Mujeres y hombres y viceversa podrían fácilmente pasar por Gandía Shore, si no fuera porque han elegido a los que en esos programas rechazan por exceso (y es que Rafa Mora solo puede haber uno… o no, como demuestran en este programa). De todos modos, una intenta pensar con la mente algo más abierta y es cierto que muchos otros formatos han retratado gente así, desde enfoques periodísticos como Callejeros a cosas más duras como Hermano Mayor, no podemos cerrar los ojos a la realidad, aunque nos avergüence, ni podemos ponernos tampoco muy serios frente a un programa que no pretende ser más que puro entretenimiento y está claro que ver algunas cosas como las retratadas aquí tiene que servir para que muchos padres quieran mucho a sus hijos ¿podremos considerarlo una función social?.
Una de las principales comparaciones que nos vienen a la cabeza viendo Gandía Shore es, evidentemente, ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, pensar que esto podría haberse llamado Trospid Shore y no habría habido grandes diferencias, salvo una, esencial: en el programa de Cuatro la edición final está hecha para entretener al espectador haciéndole reír, para resaltar los defectos, las incoherencias de los protagonistas, a base de líneas de guión de la presentadora o canciones elegidas para la ocasión, los tróspidos se convierten en un programa de humor sin mala intención, mientras que esto es todo lo contrario, un programa que muestra las miserias de unos jóvenes que no parecen enterarse de lo patéticos que llegan a ser, amplificados por una edición que no les hace ningún bien (lo bueno es que después de ver el programa, beberán y al día siguiente no se acordarán de nada, no hay dolor).
Y el caso es que luego los vemos de día, hablando con gente adulta, con los padres de unos y otros y hasta parecen educados y gente normal. Conclusión: no son tan malos como los pintan, son unos simples descerebrados de veinte años que se han vuelto locos porque salen en la tele elegidos para hacer ciertas cosas que el programa les fomenta. Seguro que con la firma del contrato les dieron el DVD de la edición americana del programa para que se empaparan bien de sus movidas y hacen el papel estupendamente.
Y es que al final es un programa de televisión más, dónde no se hace nada ilegal, aunque le doy un par de días a las asociaciones habituales para salir a protestar por el fomento de la bebida, algo en lo que igual hasta tengo que darles la razón. Tanta campaña para intentar que la gente beba con responsabilidad y moderación y aquí están estos venga a darle a la botella hasta perder el equilibrio, el control y la virginidad… ah, no, que esa ya no la traían al programa.
Años pensando que los protagonistas de Jersey Shore eran unos americanos impresentables y ahora nos demuestran que nosotros no somos mejores ¡Con lo bien que vivíamos en la ignorancia! ¡Todo sea por el entretenimiento!
Originalmente publicado en Generación Young
Actualización: Ya tenemos primera asociación que protesta, el TAC, aunque curiosamente lo del alcohol parece ser lo que menos les ha preocupado.
Yo no tengo objeciones al programa. Si ya existían Mujeres y hombres… o el mismo Callejeros retratando estas actitudes, no veo por qué criticar otra vuelta de tuerca al género. No es original, lo mismo que La Voz no lo es respecto a todo lo que hubo antes.
¿Que no son los valores reales de la juventud actual? No lo tengo tan claro. En un Comando Actualidad salía un tipo ultramillonario que «jugaba» en un «resort» marbellí a disparar champán carísimo con pistolas de agua a las vicetiples jamonas que por ahí se paseaban. El chico debía tener unos 35 años y su máxima diversión era esta. Un amigo, maestro de escuela, tras reprender a un chaval de 14 años que no paraba de dar la brasa, recibió como contestación «¿Y a mi qué? Estoy aquí porque me obligan, a los 16 me voy a trabajar de yesero con mi hermano, que cobra tres veces más que tú».
Claro, no son los valores de toda la juventud, pero sí de una parte. Pero es más televisivo la juerga, el folleteo, estucarse la piel con el autobronceador y el cat-fight que el estudio o la búsqueda de empleo.
Aunque en Jenesaispop alguien propuso un reality nuevo: Universitarios, a partes iguales entre el folleteo, la juerga y sacar las asignaturas sin un dedo de frente y con una mísera beca para acabar no encontrando trabajo ni de friegaplatos.
A mi me mola.