A nadie puede dejar indiferente el caso de la familia Bretón, sus detalles desde que se denunciara la desaparición de los niños han sido una sucesión de elementos intrigantes propios de un episodio de cualquiera de las series policiales que vemos a diario en nuestra televisión y los últimos acontecimientos no hacen sino convertir este drama en un espectáculo mediático aún mayor.
Pese a todo, que las presentadoras de los dos programas matinales más vistos de la tele regresen al trabajo una semana antes de tiempo para tratar el tema demuestra que, más que información, se hace entretenimiento y además, que los presentadores dejados al cargo de la conducción del programa durante el mes de agosto no se consideran suficientemente solventes como para tratar un tema de máxima actualidad.
El caso es tremendo, las noticias son escalofriantes pero ¿qué hace que Susanna Griso y Ana Rosa Quintana decidan volver al trabajo? ¿Es una decisión personal de ellas o es la cadena quién las manda llamar? En el caso de Ana Rosa, quizá haya sido un simple acto de competencia entre cadenas, algo a lo que se ha visto obligada ante la vuelta inesperada de su rival.
Como tantas otras veces, la televisión es un reflejo de la sociedad, de una parte de la sociedad al menos, una que convierte en show asuntos tan tremendos que a los demás casi nos duele comentar, asuntos que no alcanzamos a comprender como padres, abuelos o simples seres humanos. Un show que alcanza a las redes sociales, donde los Trending Topics son los nuevos líderes de audiencia, mostrando que, por mucho que nos quejemos de la mala calidad del sistema de medición de audiencias, los datos no van tan mal encaminados.
Que las reinas de la mañana interrumpan sus vacaciones para hacer un seguimiento del caso Bretón me parece excesivo, pero también me lo parece que comparezca el ministro del interior y no sé si lo hace por tener notoriedad, porque sus jefes se lo han pedido o porque han vuelto Ana Rosa y Susanna.
El ministro compareció para «aclarar» por qué el primer informe decía que los huesos eran de roedores. A los dos días pudo haberse resuelto el caso y han tardado 11 meses. Más que notoriedad, salió para cubrirse las espaldas ante el show forense español con un estúpido «todo el mundo se puede equivocar» que no sólo no aclaró nada, sino que añadió más escenas al sainete. Respecto a las otras dos, sabes mejor que yo que su imagen va ligada a estos casos y no se concibe una noticia así sin ellas. Dentro de un par de años Ana Rosa o Jordi González entrevistarán a José Bretón en un permiso carcelario, o si me apuras en la misma cárcel. Así es la tele.