Periodista, escritor, blogger, tuitero y ahora, co-responsable y conductor del programa Escépticos de ETB. Luis Alfonso Gámez responde a las primeras preguntas que me vinieron a la cabeza mientras veía la primera entrega del programa.
¿Cómo llega el proyecto Escépticos a ETB?
Escépticos llega a ETB porque Jose A. Pérez y la productora ejecutiva, Blanca Baena consideraron que es un programa ideal para una cadena pública. Y yo estaba de acuerdo con ellos. Decidimos probar con ETB porque, entre otras cosas, era la que teníamos más cerca, y les gustó desde el primer momento, allá por agosto de 2010.
La idea del programa surge a raíz de un tuit mío sobre lo lamentable del panorama divulgativo en la televisión española, al que Jose responde con un correo electrónico y un proyecto de programa. Nos reunimos y decidimos trabajar juntos porque encajamos bien. Al principio mi papel iba a ser el del asesor principal, pero pronto Jose y la productora decidieron que tenía que ser el conductor, algo que al principio me abrumó, pero que tomé como un reto a superar con su ayuda. Nunca había hecho televisión en serio hasta la grabación del episodio piloto en diciembre de 2010.
¿Esperáis algún tipo de protesta formal de algún colectivo?
Esperar, lo que se dice esperar, no. Sabemos que las habrá, aunque no necesariamente con el episodio de las medicinas alternativas. Tocamos temas muy polémicos -las antenas de telefonía, los transgénicos, la religión…- como para que nadie se sienta ofendido.
De hecho, hay un programa, el de las antenas, que estuvo en el alero hasta el último momento por las dificultades que hay para tratar el asunto con rigor científico sin plegarse a populismos ni alarmismos. Me explico. Los antiantenas no querían aparecer porque nos consideran sus enemigos. Y los científicos no querían decir ante la cámara lo que piensan por miedo a las amenazas de los colectivos antiantenas. Es algo muy serio y grave. Hay científicos en España que no quieren manifestarse públicamente sobre el asunto, decir que no hay pruebas de que las antenas provoquen ningún mal – a no ser que te caigan encima- por miedo a los anónimos amenazantes de los antiantenas.
Este primer programa era como de buen rollo ¿Seréis más duros en próximas entregas o pensáis que la clave está en el tono?
En Escépticos no somos imparciales; no cabe serlo entre la ciencia y la anticiencia, entre la superchería y el conocimiento. Pero, aunque partamos de una idea -la homeopatía no funciona-, siempre estamos dispuestos a cambiar de opinión si alguien nos demuestra lo contrario. Una de nuestras premisas es no acorralar al entrevistado -sea un vidente o un negacionista del cambio climático- cuando no comparte nuestro punto de vista, sino intentar ahondar en por qué cree lo que cree, dejándole hablar y preguntando todo lo que consideramos conveniente.
Nuestra blandura es sólo aparente. Jamás le digo a un entrevistado que no le creo, pero, cuando es algo extraordinario, siempre le pido pruebas de lo que dice y, si es algo muy loco -del estilo del cáncer no, ni siquiera apostillo porque no hace falta hacer más sangre, ya queda claro para el espectador que aquello carece del mínimo sentido. Es algo que Jose explicaba muy bien el otro día: hay momentos en las entrevistas en las que percibes que el personaje empieza a correr alocadamente hacia el precipicio, y acelera, y a acelera, y acelera, y… no hace falta decir que se ha caído. Lo hace él solo. El discurso irracional y pseudocientífico le lleva a uno al precipicio a nada que le hagan las preguntas que todo periodista tendría que hacer.
Cuesta no reírse cuando te dicen que «los muertos no están muertos» y cuesta no indignarse cuando te dicen que el cáncer puede curarse con el reiki o que si tienes un cáncer el culpable eres tú. Pero si me río o si me indigno, la conversación se acabaría. Es una cuestión de práctica.
Como todo periodista, he escuchado cantidad de mentiras, disparates y tonterías de personajes a los que he entrevistado, manteniendo el tipo por educación y para conseguir la entrevista que quería en cada caso. Pues aquí pasa lo mismo. Por eso, ante la cámara me cuesta, pero no tanto.
No obstante, ha habido momentos de ‘Escépticos’, como durante unas llamadas telefónicas para el programa dedicado a los productos milagro, que me costó mucho porque mis compañeros estaban a mi alrededor riéndose abiertamente. Cuando en el trailer digo que «tengo un problema serio de alopecia» al preguntar por un crecepelo, me estoy a punto de morir de risa. La frase me salió de dentro, decidí que tenía que reírme de mi calvicie -algo que nunca me ha preocupado-, pero estuve a punto de estallar en carcajadas. Llevo bastante peor el no decirle a alguien que promete curar el cáncer imponiendo las manos que lo que hace me parece una indecencia y que tenía que estar perseguido por la Ley. Me muerdo la lengua ante la cámara, pero es lo que pienso.
Ahora como a los políticos ¿te gustaría acabar en la televisión generalista, a nivel nacional?
Con un proyecto de este estilo y con el equipo de Escépticos, por supuesto. No te voy a mentir. Me encantan los retos. Escépticos lo es y hacerlo a lo grande, abarcando toda España, sería algo que nos encantaría a Jose y a mí porque supondría poder tocar multitud de temas que tenemos en cartera. Es un sueño, pero tampoco había pensado nunca en hacer televisión en serio.
Gámez es un talibán, un inquisidor, alguien que no respeta las enfermedades ni las personas. Una pena que este blog le haya dado pávulo.