Es sin duda alguna la noticia televisiva del día y, en cierto modo, me siento obligada a hablar del asunto, aunque he de reconocer que estoy un poco sin palabras.
Alrededor de las 11:30 de la mañana la mujer de Santiago del Valle, el hasta ahora presunto asesino de Mari Luz Cortés, confesaba en directo en El programa de Ana Rosa conocer la culpabilidad de su marido, algo que en el juicio que esta misma mañana se daba por concluido, había negado. Entre un mar de lágrimas y el acoso al que estaba siendo sometida por algunos de los colaboradores del programa, que la acusaban de mentirosa y encubridora, la mujer daba, por primera vez, una versión de los hechos en la que su marido aparecía como culpable.
Ana Rosa se echaba las manos a la cabeza y la reportera en Huelva consolaba a una protagonista a punto de entrar en estado de histeria y que no dejaba de pedir perdón… a su marido por haberle delatado.
El programa por supuesto ha seguido, los colaboradores y la propia Ana Rosa han seguido preguntando a esta mujer como si se encontraran en un jucio de película, mientras ls espectadores nos preguntábamos hasta dónde pensaban llegar, con la incomodidad que provoca ver algo así en directo, al menos a gente como yo a quienes incluso escribir el nombre de la pequeña nos cuesta, conscientes del drama que supone que sea noticia.
Casi al finalizar el programa, los familiares de la niña hablaban desde la puerta de los juzgados para agradecer al programa que hayan conseguido arrancar este importante testimonio, de una testigo que hasta el momento de terminar el juicio no había sido capaz de contar lo que había visto (si es que hemos de asumir que es verdad lo que ha contado en esta ocasión). Es lógico pensar que la familia agradezca lo ocurrido, independientemente del tratamiento que tenga y del rechazo que pueda provocar en quienes lo vemos y a eso se agarrarán quienes, desde dentro, reciban críticas y quieran justificar sus actos.
Si bien yo nunca habría entrevistado a esta señora en un programa de mi responsabilidad, una vez enfrentada a ella, si reconozco que nadie en su sano juicio desdeñaría la oportunidad de conseguir una confesión en directo. El problema está en el tratamiento que a esa confesión se le de después, aunque es muy fácil hablar desde este lado para criticar a quienes tienen que enfrentarse en directo a una bomba informativa como esa. La manera más digna de hacerlo quizá habría sido dejar la entrevista en ese punto, comentar las declaraciones, por supuesto, pero no seguir con ese espectáculo, ya gratuito y morboso de ver a alguien despreciable derrumbarse por la culpa y aún así no ser capaz de sentir dolor más que por el asesino.
ACTUALIZACION: El Mundo publica hoy un vídeo de lo que ocurría durante la pausa publicitaria que siguió a la confesión, un vídeo que despierta muchos interrogantes sobre el comportamiento del equipo que acompañaba a esta mujer.
[…] de un viernes loco como el de hoy con cosas como los 110km/h, la confesión de un crimen en directo o que sea noticia que Justin Bieber pierda 80.000 followers en twitter por su corte pelo […]