Inocente, Inocente es uno de los programas de humor con cámara oculta más divertidos de la televisión. A mí personalmente no me gustan las típicas bromas de este estilo, generalmente pesadas, molestas y abuso de la buena voluntad de las personas, sin embargo, en el caso de este formato, sea por el respeto que se ofrece a los personajes populares a los que se va a engañar o porque nos encontramos antes un programa anual que tiene mucho tiempo de preparación y mayor presupuesto, me resulta divertido.

Esta es la decimocuarta edición de la gala y las cosas han cambiado mucho desde entonces: si en un principio nos enfrentábamos a un programa con muchas bromas y mucho ritmo, la deriva que ha ido tomando en los últimos años nos deja con una gala estirada en demasía y con un exceso de atención a los protagonistas con problemas para los que se recauda dinero. Muchos podrán pensar que esta parte del programa no hace sino abrir los ojos de muchos para que se animen a donar y además ofrece a estos pequeños la posibilidad de ser protagonistas por un día, pero yo hubiera preferido algo más parecido al tratamiento que ya he mencionado en mi post anterior, el hecho por Esta casa era una ruina, que mencionba los problemas de un grupo de niños sin hacer demasiado espectáculo con ello. Me pregunto sin embargo, si la capacidad de recaudar dinero irá pareja a la exhibición de los problemas que se quieren paliar, en cuyo caso podríamos llegar a excusarlo.

Pero la crisis de ideas del programa, la que de verdad me molestó anoche, fue la incapacidad de hacer una broma diferente para cada famoso implicado y cómo repitieron la de la gallina de los huevos de oro y la de la rusa secuestrada en dos ocasiones,  amortizando así, supongo, el gasto hecho para montar ambas bromas y pagar a sus actores protagonistas. Aunque la reacción de los engañados fue evidentemente distinta, la historia pierde gran parte de la gracia cuando ya hemos visto el planteamiento antes y empieza a parecerse más al clásico programa barato de bromas de cámara oculta.

Pese a todo, el público es generoso y la gala logró recaudar más dinero que el año anterior y convertirse en un auténtico soplo de aire fresco para las familias con niños enfermos de cancer. Gracias a todo el mundo por su generosidad.