Ayer TNS Sofres anunciaba la ampliación del parque de audímetros disponibles en España para el análisis de audiencias, en un intento por hacer más preciso y profundo dicho análisis. La llegada de la TDT obliga a las empresas de medición de audiencia como esta a ampliar su base de estudio, si quieren obtener unos resultados fiables en canales no mayoritarios, pero con una notable aceptación entre los espectadores y que por ello no deben quedarse fuera de la tarta publicitaria, finalidad última de este estudio.
Es una buena noticia que esta muestra se amplie, todo lo que sea aumentar el número de personas con gustos potencialmente distintos es buena cosa para la televisión, pero no debemos engañarnos, difícilmente este cambio favorecerá la calidad de los programas que vemos, porque lamentablemente la mayoría del público ve una televisión como la que tenemos, y por eso la tenemos. Es más, me atrevería a decir que si los audímetros fueran autosuficientes, es decir, si no fuera necesario marcar en ellos cada paso que se da frente al televisor, es posible que nos encontráramos con unos datos aun peores de lo que imaginamos, en el sentido de una mayor aceptación de esos programas de encefalograma plano de los que tanto nos quejamos y que seguramente muchos de los que tienen un audímetro no quieren reconocer que ven, por mucho anonimato que se les prometa en el contrato que firman.
Eso no significa que las marcas comerciales no deban atender a las pequeñas audiencias, ni que las cadenas de televisión deban hacer con sus productos las barbaridades que hacen cuando estos no funcionan. Ha de existir una manera de que ambas formas de hacer televisión coexistan, y que ambos públicos, que son claramente distintos, se conviertan en rentables para marcas y cadenas. Ha ocurrido siempre y ocurre en muchos sectores comerciales, no todo son ventas masivas de productos y no todo es llegar a millones de potenciales consumidores de ese refresco que quiero anunciar. Desgraciadamente la televisión se ha acostumbrado a vivir de las masas y ahora es su turno de amoldarse a los mercados pequeños, hasta ahora territorio exclusivo de los modelos de pago. Si para algo puede servir este incremento de audímetros es para ayudar en la difícil tarea de explotar estos nichos de mercado, aunque no parece que las televisiones en abierto están aun pensando en eso.
Si no estoy equivocado, son 4500 audímetros. ¿Suficientes para todo el mercado español?
¿Medirá la gente que tiene encendida la tele y no la ve?
Algún día, los anunciantes exigirán más y mejor información.
Pero por ahora, siguen pagando.